•La Búsqueda• {Rubén Doblas}

Capitulo #4

(Sydney)

Respira, respira... ¡1, 2, 3, 4, JODER! Me escondí atrás de un árbol. La chica estaba a espaldas de mí, pero yo podía jurar que ERA ELLA. Tenía a la ex-novia de Rubén frente a mí... ¿Y ahora que debería hacer? ¿Acercarme a ella y decir: "hola, no me conoces... soy la amiga de tu ex-novio y el, literalmente te está persiguiendo, quieres acompañarme? O tal vez algo más casual como... "Te compro un helado si vienes conmigo... Hay alguien que te ha estado buscando." ¡No, no y no! Esto era absurdo... Aunque por un helado, yo acompañaría a cualquiera... ¡Concentración Sydney, joder! 

La chica volteo y examine su cara. Solté un suspiro de alivio y me senté en el césped, recargada en el árbol. No era ella, gracias a Dios. Los ojos de esta pelirroja eran marrones y rasgados... un poco como los de Willy.

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Todos nos reunimos de vuelta en la camioneta. Nadie había tenido suerte. Por alguna razón, me alegre un poco. Sentí ganas de contarles que creí verla, pero que solo la confundí. Lo pensé mejor y me quede completamente callada. 
Me pregunte por un momento que pasaría cuando encontráramos a esa chica. ¿Sería como un adiós? ¿"Fin de la aventura, ahora, todos a casa, a seguir con nuestras vidas"? ¿No volvería a ver a Rubius... o Mangel... o a Vegetta y Willy? ¿Nuestra "amistad" acabaría? ¿Ya no tendríamos contacto alguno? 
De camino al hotel, todas estas cosas pasaban por mi mente. Madre mía... no quería ese destino. Estos chicos me empezaban a caer bastante bien y en poco tiempo les tenía bastante cariño... Cosa rara que suceda en mí. No quería que me abandonaran... No, no más abandonos... No, no más dolor... No, no más extrañar a alguien... ¡NO!

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Al llegar al hotel, nos esperaba un chico bajito frente a la puerta de nuestra habitación. Tal vez tenía mi estatura... O yo tenía unos dos centímetros más... no podía realmente decir.
Los chicos corrieron a saludarlo, todos muy emocionado. Bueno, al parecer se nos había unido alguien más a la búsqueda. Esto me hacía pensar que los amigos de Rubén eran excelentes personas, pues todos estaban metidos en esto, ayudándole. Y de verdad, no parecían simples amigos, lucían más como una bonita familia... ¿podría yo formar parte de algo así algún día?  
Me sentía un poco excluida, así que solamente observe la escena, tratando de no estorbarles mucho o incluso incomodarlos. Digo, yo era la intrusa en todo esto...
No dije nada mientras ellos seguían hablando y diciendo bromas. Algo típico en ellos.
Al cabo de unos minutos, el chico bajito noto mi presencia. Le sonreí con timidez. El me examino de pies a cabeza, lo cual me hizo sentir incomoda. Como él me observaba a mí, yo decidí hacer lo mismo. Era gracioso ver a ese chico junto a Willy o Rubén, ya que ellos eran bastante altos en comparación de este completo extraño.

-Por cierto, Sydney, este es Alejandro, pero le puedes decir Alexby o Alex- presento Rubén, con una sonrisa- Alex, ella es Sydney.

Nos saludamos con un simple gesto. Todos nos quedamos en silencio. Se sentía bastante raro el ambiente. O al menos yo lo sentía así... ellos eran grandes amigos y tenían una razón de estar aquí. Pero, ¿yo? No podía dejar de pensar que era solo una carga. Tal vez lo correcto sea simplemente deja esto por la paz y volver a mi cagado hogar. De todas maneras, no van a extrañarme.

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Bien, ahora éramos 6 personas, y seguíamos teniendo 2 camas. Los chicos votaron en mandar a Alex a la camioneta, sin incluirlo en la rifa. Su argumento fue que "él no había aportado nada de dinero." Así que bueno, todo estaba en la suerte. A mí me gustaba más pensar que todo estaba en manos del destino. Lo que estaba escrito era lo que iba a pasar.
Volvieron a hacer lo de los papelitos. Ahora mi nombre está escrito en uno de ellos.