Capítulo #33

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(Sydney)
Una mujer se acercó a Rubén. Ambos se parecían bastante, así que asumí que esa mujer es su madre. Ella venia acompañada de un hombre alto, serio y un poco intimidante. También los acompañaba una niña pequeña y adorable. Ella me sonrió en cuanto me vio.

-¡Bubi, querido!

¿Bub... qué? Rubén se levantó rápidamente de su asiento y abrazo a la mujer con emoción. Después abrazo al hombre y luego a la niña. Demoro más con la pequeña, porque ella no quería soltarse de su cuello. Examine a los 4: una bonita familia feliz y al parecer, unida. Quisiera tener eso.

-Madre, quiero presentarte a Sydney- él me señalo y sonrió a más no poder. Me puse de pie por educación- Sydney, ella es mi madre: Eva. Mi padrastro: Hector, pero yo lo llamo el padrino. ¿Está bien que Sydney también lo haga?- pregunto Rubén y el hombre solo asintió con una sonrisa- Ah, y mi pequeña hermanita Cynthia.

Les tendí la mano a ambos adultos y ellos la estrecharon con gusto y una sonrisa sincera en la cara. Después, la niña corrió a abrazarme y yo acepte gustosa. Era la primera vez que veía a esta niña y ya la estaba adorando. Ojala yo tuviera una hermana.

-Familia, ella es Sydney Valley, mi...

-¿Novia? ¡Fantástico!- exclamo Eva, interrumpiendo a Rubén- Me alegro tanto de que hayas superado a esa pelirroja innombrable.

-Eh, mamá...

-¡Era de lo peor! Solo traía problemas- continuo su madre- Y siempre andaba por ahí, queriendo dar lastima por la muerte de su padre y el desinterés de su madre.

Fruncí el ceño y luego trague saliva. ¿Qué la pelirroja... qué? Mire de reojo a Rubén. Él ponía los ojos en blanco, seguro frustrado de no poder detener a su madre. En fin, a si son casi todas las madres. Creo... Si yo aún tuviera la mía, estaría más segura.

-¿Quién iba a creerlo?- exclamo Eva de manera burlona- Ese tipo de personas disfuncionales deberían simplemente mantenerse alejadas.

-Madre...

-No quiero que nada te afecte, Bubi- ella le sonrió- ¿Crees que te saque de ese vecindario conflictivo de pequeño solamente por qué si? ¡No! Esa mudanza a Noruega te ayudo mucho, y no dejare que una novia equis te corrompa.

-Eh, mamá...

-Además, nos mudamos justo a tiempo- ella sonrió de oreja a oreja- Acababas de conocer a la hija de una de mis viejas amigas, y uf, eso iba a ser un completo desastre.

-¿Ya has terminado?- Rubén la miraba con seriedad.

-Claro que no. Si pudiera, hasta haría un libro de porque no es bueno involucrarse con gente malnacida. Y es malnacida por el tipo de familias que les toco. Uf, son un desastre. Soledad acá, depresión allá, tristeza por aquí y falta de atención más allá. Blablablá...

Rubén miraba a su madre con aburrimiento, seguramente cansando de los típicos sermones de su madre. Yo no podía evitar sentirme herida.
Claro estaba que Rubén no conocía mi pasado, y mucho menos su madre, pero no aguantaba su ofensivo parloteo. ¿Qué derecho tenia ella? Bien, ella poseía dos hijos perfectos y un buen marido, pero eso no significaba que podía... argh.

-Menos mal que tú no estás dañada- rio la madre, mirándome- Rubén ha aprendido a escoger bien entre lo bueno y los problemas.

-Mor, nok!- protestó Rubén. 

¿En qué idioma...? No debí dejar la escuela. 

-Beklager Rubén, bare si hva jeg føler- contestó la madre, sonriendo. 

•La Búsqueda• {Rubén Doblas}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora