Capitulo EXTRA

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Nota antes de leer: Este es un capitulo extra, no lo tenía contemplado para ser parte de la historia y subirlo. Pero lo hare para agradecerles las 2K leídas. Sé que es poco, pero yo me siento muy feliz y se los agradezco con todo el corazón. <3

Bueno, el capítulo tratara de la vida de Sydney y Rubius, antes de que se conocieran.

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(Sydney)

Empuje el vaso hacia el mesero, para que me sirviera un poco más de vodka. La cabeza ya me estaba dando vueltas, pero nada de eso me importaba, necesitaba emborracharme y olvidar. Tal vez estar un rato fuera de la realidad me hiciera sentir mejor.

Muchos chicos se acercaban a mí para ligar, pero yo los mandaba a volar al instante. No tengo ganas de estar jugando con alguien, no ahora.

Mi teléfono seguía sonando. Estaba segura de que era mi padre. Quería joderme de cualquier manera posible.

Solamente me llamaba para que le diera dinero. Obviamente él sabe todo lo que tengo. Todo lo que mama me dejo. Pero no le daré ni un centavo. Él no se merece nada de nada.

-¿Mala noche?- el mesero me paso el vaso.

Asentí y me lo tome de un solo trago. Se lo acerque de nuevo para que me sirviera más. El solamente negó con la cabeza. Fruncí el ceño. Y golpee la mesa con el vaso.

-Ya estas ebria.

-No es cierto.

El mesero soltó un suspiro, luego puso los ojos en blanco. Yo comencé a hacer pucheros como niña chiquita.

-Mi turno ha terminado- anuncio- Vamos, te llevare a tu casa.

El dio la vuelta rápidamente, salió de la zona de barras y se acercó a mí. Las palabras casi no me salían.

-No tengo casa.

-Entonces te llevare a la mía- dijo, con seriedad.

-Oh... ¿A tu casa?

Puse una cara de picardía, luego pase lentamente mi mano por todo su pecho.

-¿Y qué vamos a hacer?- pregunte, tratando de ser coqueta.

-Nada.

Me ayudo a levantarme, con algo de brusquedad. Me queje, pero él siguió con su labor. Me arrastro fuera del bar. Fue tarea fácil, porque no me esforcé mucho en detenerlo. Luego, me subió a una camioneta blanca. Adentro olía a comida rancia y había mucha basura por doquier.

Me entraron unas fuertes ganas de vomitar, así que abrí la puerta y en cuanto saque la cabeza, terminen vomitando sobre el estacionamiento. Al menos no había manchado "su preciado carro", porque si no... Arg, hombres.

-¿Estas bien?- me pregunto, subiendo.

-No.

-¿Cómo te llamas?

-¿Por qué preguntas?- cerré la puerta.

-Porque quiero ver que tan ebria estas- contesto, prendiendo el automóvil- ¿No recuerdas nada?

Solté un suspiro y me limpie la boca con el antebrazo. Sentía el sabor del vómito y me estaba entrando más nauseas. Tal vez el mesero se dio cuenta de eso, porque me dio una mentita. Me la metí a la boca al instante.

-Entonces, ¿Cómo te llamas?

-Sydney Valley- conteste- ¿Y tú?

-Hey, yo hago las preguntas aquí.

•La Búsqueda• {Rubén Doblas}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora