Capitulo #24

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Maratón 2/2

(Sydney)

Abrí los ojos como platos y saque el contenido "misterioso" de la caja. Era un vestido blanco, de tirantes, con un pequeño cinto de color negro en la cintura. Era algo sencillo, pero muy bonito.

-¿Qué?- mire a Rubius a los ojos.

No sabía que decir. El regalo simplemente me encantaba.

-Bueno... como solo usas jeans y camisetas, pensé que te gustaría tener un vestido- dijo, de manera tímida.

-¿Tu lo escogiste?- dije, aun en shock.

-No, imagina que desastre- rio- La novia de Willy me ayudo. Fue una buena consejera.

Abrace a Rubius sin previo aviso. Sentí que su cuerpo se tensaba, seguro por la sorpresa. Al cabo de unos segundos, me devolvió el abrazo. Se sentía tan bien.

-Pero, quisiera ponérmelo para una ocasión especial y no suceden muchas de esas- dije, aun abrazándolo.

-Ese no es un problema- dijo, besando mi cabello- Póntelo en este momento, quiero mostrarte un lugar.

Me separe de él y lo mire con una mueca de duda. El me guiño un ojo y salió de la habitación. Solté un pequeño suspiro y me senté en la cama. No estoy acostumbrada a usar vestidos.

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Me mire al espejo, muy poco convencida. Me puse el vestido, mis converse negras y unos pequeños aretes de perlas. Peine mi cabello en una coleta alta y me puse un moño negro. Mi maquillaje solo constituía de un rímel, un poco de delineador y polvo y labial rojo. No quería verme muy plástica o algo así.

Ahora solo faltaba la parte más importante para mí. Me acerque a mi maleta y saque una pequeña caja. Ahí venia guardado el collar de mi madre. Me lo dio cuando cumplí los 16, y me dijo: "quiero que lo uses cuando creas que realmente vale la pena; es de la suerte. Ha estado en nuestra familia por generaciones." También me conto que su bisabuela, abuela y madre lo usaron solo una vez, para una cita. La cita con el hombre que luego se convertiría en el amor de sus vidas y esposos. Mi madre nunca lo uso.

Me lo colgué alrededor del cuello. Era una cadena delgada, con un pequeño corazón colgando de ella. Todo estaba hecho de oro autentico.

-Mama, deséame suerte- tome el dije entre mis manos, mire al techo y solté un suspiro-¿Él es el indicado?

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Salí de la habitación, con timidez. Camine a la sala, para ver a Willy, Az, Mangel y Rubius.  Les sonreí, y luego mire mi atuendo.

-¡Estas preciosa!- Az corrió a abrazarme- Sabia que ese vestido era perfecto para ti.

Acepte el abrazo de Az, aunque ella no me agradara bastante. Pude notar la mirada de Rubius, examinándome.

-Gracias- dijo, sintiendo el ardor en mis mejillas.

-Al fin te vemos con un vestido- bromeo Mangel.

Az volvió a sentarse junto a Willy. Ella tomo su mano con fuerza, haciendo que el hiciera una mueca de inconformidad. Dios, ¿tiene que ser tan pegajosa? Al menos Kate no está presente. Imagino lo mal que le sentaría ver algo como esto.

-¿Y a dónde vas?- pregunto Az- ¿Con Ryan?

¡Maldición! Az lo sabía, era obvio, Ryan era su hermano. ¿Puedo golpearla ahora? ¡MIERDA! No quería que los demás supieran de esto. Y para ser honesta, pensaba llevarme esto hasta la tumba. Me quede muda, mientras los demás esperaban mi respuesta.

•La Búsqueda• {Rubén Doblas}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora