Capítulo Extra

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N/A: Este capítulo es para agradecerles las 4.3K leídas. Ustedes son increíbles <3. Muchas gracias por leer y ser fieles lectores <3

Los quiero :*



(Sydney)

Caminaba de la mano con mi madre, adoraba hacerlo. Ella siempre me protegía y me sentía más segura ir de la mano con ella.

Hace poco había cumplido los 6 años, y mi madre me llevaba a casa de una de sus amigas de la secundaria para algo en específico. Mi madre me conto que su amiga me tenía un regalo especial. Amo los regalos.

-¡Mami! ¿Qué es?

-No lo sé, azulita- sonrió ella- ¿Qué quisieras que fuera?

Me quede pensativa, imaginando dulces y juguetes. Aunque muy en el fondo quería un amigo. Nadie en la escuela me hablaba, y nunca entendía porque. Y con el trabajo de mi madre, tampoco tenía mucho tiempo libre. Al menos era amiga de los empleados de la empresa.

-¡Un juguete!

-Puede que eso sea- ella sonrió.

La casa de su amiga no nos quedaba tan lejos, para ser sincera. Mi mami siempre iba para allá en sus tiempos libres, mientras yo me quedaba con alguna niñera.
Nunca me había interesado en conocer a la amiga de mi madre, pero ahora que tiene un regalo para mí, claro que me interesa.

Mi madre toco al timbre y nos abrió una mujer joven. Se veía muy joven. También era guapa. Y estaba vestida de forma graciosa.

-¡Jessica, hola!- la señora sonrió y abrazo a mi madre.

Me sentí un poco fuera de lugar. ¿Así se dice? Mamá siempre quiere que aprenda nuevas palabras.

-¡Eva!- mi madre sonrió- Te presento a Sydney, mi pequeño tesoro.

La amiga de mamá me dio un fuerte abrazo y luego nos invitó a pasar. Nos sentamos en la sala y mamá y la señora se pusieron hablar sobre una mudanza y cambio de aires y blablablá. Mi mami parecía triste de que su amiga se fuera a cambiar de ciudad. Me estaba aburriendo bastante, tanto que me comí todas las galletas del plato.

-Cariño, ¿Por qué no vas afuera a jugar?- la señora me miro.

Mi madre también insistió que saliera, así que lo hice. El patio trasero era bonito. Había juegos, flores y una hermosa caja de arena. Nunca había tenido tantos juguetes en casa. Mucho menos porque vivo en un departamento con mamá, en un enorme edificio. Mamá y yo vivimos en el piso 17. Me gusta la vista que tenemos.

Me senté en la caja de arena y me puse a construir castillos. Me estaban saliendo bonitos, mucho mejor que cuando los hacía en la playa. Ya llevaba unos 3, pero luego vino un pie gigante y los aplasto todos. Levante la mirada, para observar al destructor de castillos de arena. Era un niño feo, de cabello castaño y ojos verdosos feos también. Me dieron ganas de llorar.

-¡Fuera de mi caja de arena!- me grito- Las niñas no pueden jugar en cajas de arena.

-Si pueden.

-No, no pueden.

-¡Que si pueden!

-¡No!- grito él- ¡Menos en mi caja de arena! Esta es mi propiedad, no se permiten niñas.

-¡Estaba divirtiéndome!

-¡Me importa un oso de peluche en llamas, vete!

-¡No le hagas daño a los osos de peluche!- fruncí el ceño.

•La Búsqueda• {Rubén Doblas}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora