Capitulo #29

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Canción para este capítulo: "All This Time – OneRepublic".

(Sydney)

Sentí un escalofrió recorrer toda mi espalda. Mangel y Vegetta se alejaron de mí, con Melanie siguiéndolos con una gran sonrisa en la cara. Ella me guiño un ojo y luego desapareció entre la multitud. No quería que se fuera, sentía que necesitaba un poco de apoyo.

El tomo mi mano y me hizo girar. Lo mire a los ojos. Su mirada era tan profunda, y gritaba lo que su boca no. Su mirada me estaba poniendo bastante nerviosa, tanto que mi cuerpo entero temblaba ligeramente. El noto mi pequeño ataque y me dedico una sonrisa traviesa.

Madre mía, por alguna razón, sus ojos verdes se veían más hermosos que de costumbre, más brillantes, más intensos.

No me molestaba que ambos estuviéramos en silencio. No era nada incomodo, era perfecto. Era cómodo, como un sentimiento de protección. Ahora era diferente, como si no hubiera necesidad de palabras, porque realmente, ya se había dicho todo lo necesario.

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-¡SYDNEY!

Levante la cabeza de golpe. Mire a Melanie, que aún estaba en pijama. Después mire a mi alrededor; aún estaba acostada en el sillón, con el vestido blanco puesto. ¡Hostia puta, todo había sido un maldito sueño!

Un sueño único, tan real... ¿Por qué? ¿Por qué mi subconsciente jugaba así conmigo? Era patético, pero quería volver a echarme a llorar. Todo un maldito sueño... todo.

-¿Qué pasa?- pregunte, frotándome los ojos.

-Creo que tenías una pesadilla.

-¿Qué? ¿Hablas enserio?

-No dejabas de gritar: "¡Rubén, Rubén, RUBIUS!"- me miro con una mueca divertida.

Solté un fuerte suspiro y volví a acostarme en el sillón. Melanie camino a la cocina, riéndose fuertemente. Seguro se estaba burlando de mí.

No entiendo porque ella no está pasando por esto. Su prometido la dejo, ¿Dónde está el dolor? Yo pelee con mi... ¿amigo? Bueno, pelee con la persona que quiero. Y estoy destrozada, a pesar de que no somos nada. ¿Por qué ella actúa como si nada hubiera pasado? ¡No tiene sentido!

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Por alguna razón, Mel quiso acompañarme a "mi casa", con los chicos. Tenía que enfrentarme a esto. Tenía que enfrentarme a Rubius. No podía esconderme como una cobarde. Tal vez mi sueño era una señal, tal vez debía decirle todo a Rubius. Tal vez, si lo hacía, todo cambiaria. Tal vez el sentía lo mismo que yo. Tal vez, tal vez...

Toque la puerta y me sentí nerviosa, y a la vez intimidada. En mi cabeza, repasaba las cosas que diría. Lo exacto. No quería decir algo tonto u olvidar una parte de todo lo que tenía que soltar.

Volví a recordar mi sueño... Vaya estupideces. Esas cosas no pasan en la vida real. Se supone que tu luchas por lo que quieres, nada pasa así porque si, como si fuera un arte de magia.

Vegetta abrió la puerta. Parecía cansado y distraído. Iba semidesnudo, solamente usando un short y sus tenis. No llevaba camisa. El bostezo y después noto mi presencia y la de Mel. Abrió muchos los ojos y soltó un grito como de susto. Sus mejillas se tiñeron de rojo por la vergüenza que estaba pasando. Escuche como Mel soltaba una risa nerviosa.

-¡Sydney! Eh..., yo... ¡hola!- cubrió su cuerpo con la puerta principal- Anda, entra... vuelvo en un momento, debo ponerme algo.

Observe como Vegetta corría dentro de la casa y se encerraba en su habitación. Al parecer, las cosas no habían cambiado mucho por aquí.

•La Búsqueda• {Rubén Doblas}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora