★ CAPÍTULO 10

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Althol Kozlov

No puedo explicar la rabia que estoy sintiendo en este momento, la manera en la que todo está ocurriendo. Sin duda alguna no olvide a Nikolái, se la razón verdadera por la que mi padre lo hecho a la calle y se olvidó de que tenía otro hijo, pero mi error fue no llegar a pensar en que Nikolái pudiese terminar de convertirse de verdad en un traidor, ese hijo puto me la pagara.

Nunca terminamos de conocer a las personas y eso aplica para nuestra familia. A veces estamos tan confiados porque llevan nuestra sangre y aunque no lo podamos creer, ellos también son capaces de traicionarnos y muchas veces de la peor manera.

Escuchar esas palabras de la elite, saber que se unió con mis peores enemigos y que por ley la traición se paga con su cabeza, no tengo ningún remordimiento por lo que sucedió hace unos años y tampoco tendré remordimiento cuando lo decapite.

Luego de la reunión con la elite, perdí la compostura y me gaste cuatro cargadores de balas, no mate a ninguno, ese no era el objetivo. Pero si los deje con un pánico en su mirada. Saben que estoy al borde de la locura. Así que luego de descargar mi rabia con ellos, salí disparado con mis hombres detrás, necesité dejar Rusia de inmediato. Ahora me encuentro nuevamente en Alemania, con la cabeza hecha un verdadero desastre. La elite queriendo saber cuál será mi próximo paso después de esta noticia.

Tocan la puerta de mi despacho y grito un "pase" mientras llevo a mis labios un vaso con whisky.

La puerta de abre, dándole paso a Codat.

—Está confirmado. —hace una pausa y es cuando me percato de que sus palabras me harán el día peor. —Los infiltrados en Sudáfrica están muertos.

Mi reacción fue impulsiva al instante, lance el vaso con el whisky, el observó el movimiento se agacho e inmediatamente y el vaso logro destrozarse en la pared detrás de él.

—¡No pueden hacer nada bien, nada bien! —empiezo a gritar poniéndome de pies y dejando caer mi mano golpeando fuertemente el escritorio —Manda más y que hagan su puto trabajo si no quieren que yo mismo acabe con su miserable vida.

—Althol necesitas calmarte.

—Cállate Codat. —lo corto—Infiltra a diez más si es necesario, no me importa cuándos mueran en el intento, pero quiero a mis malditos hombres dentro de ese laboratorio informándome 24/7 lo que suceda ahí dentro. Y si tú. —me acerco a él y presionando mis brazos por su cuello y llevándolo hacia la pared. —no logras que eso se cumpla, te mandare a ti mismo a infiltrarse. ¿me di a entender?

—Entendido. —responde mientras alejo mi brazo de su cuello y palmeo su pecho.

—Ahora sal de mi despacho y que nadie me moleste, el próximo que entre por esa puerta le meto un tiro.

E X P U G N O ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora