★ CAPÍTULO 27

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Para este cap, quiero ver en los comentarios  puros carazoncitos negros

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Para este cap, quiero ver en los comentarios  puros carazoncitos negros. 🖤
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Althol K.

Hace aproximadamente una hora desde que estamos en la ubicación que arrojó el rastreador, mis hombres han rodeado todo el lugar y antes de salir Codat me llamó para darme todas las razones de porque esto era una mala idea.

Pero no me importo, y me sorprende admitirlo, no me importo una mierda, necesito tenerla yo, en mi poder, esa arma solo puede pertenecer a alguien con el mismo valor y ese soy yo.

No he dado la orden de entrar, porque es necesario hacer un estudio del lugar, me estoy arriesgando mucho, pero no me importa. Al final del día esto es lo que necesitamos. Los planes deben seguir y por ahora debo concentrarme en una cosa a la vez. Tener a Adela.

— ¿Señor?—Menciona uno de los Vor v zakone por el intercomunicador.

—Te escucho.

—No hay movimientos, solo esperamos su orden.

Nada ha sucedido desde que estamos aquí, no hay señales de que alguna persona se encuentre en este lugar. Estamos en una casa aparentemente abandonada, todo el alrededor está cubierto por monte y las probabilidades de que sea una trampa crecen.

— ¿Ubicación?—inquiero

—Ningún cambio señor, aquí es donde está el rastreador.

Asiento, y observó a los hombres a mi lado, dándoles las señales para que demos el primer paso, no hay mucho que perder. Soy el primero en entrar y ellos me siguen, unos se van a la derecha y otros a la izquierda, yo en el centro. Cada uno toma su posición, mientras me acerco a la entrada de la casa, y me detengo. Uno de mis hombres se acerca y patea la puerta derribando por completo mientras me adentro al lugar.

Allanamos el lugar por completo y todos se dispersan buscando algo, sin señales de nada.

— Nada. —Escucho a uno de mis hombres.

–Nada. —siguen

–Nadie.

Maldita, dejó salir el primer tiro.

–Búscame el maldito rastreador. —el Vor v zakone capta la orden.

Y lo sigo, cuando sube la escalera mientras ve la pantalla y sigue el rastro, el cual nos lleva a una de las habitaciones de arriba, al entrar en el medio una silla con una caja sobre ella.

Uno de mis hombres hace el amago de acercarse, pero lo detengo y voy yo. No dudó en abrirla a pesar de los miles de riesgo que corro, pero lo hago.

Dentro de ella, el rastreador que al verlo hace que mi ira se intensifique y segundo un teléfono. Lo tomo y al encenderlo solo un número en él y marco.

E X P U G N O ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora