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Adela G
Mientras nuestras miradas seguían entrelazadas, esperé la bala cuando su dedo se posiciono en el gatillo luego de retirar el seguro del arma, la bala nunca llego, pero el disparo detrás de Althol hizo que todos nos sobresaltáramos.
Althol giro su rostro junto con todo su cuerpo alejando el arma de mi frente, para visualizar a Codat quien había disparado hacia el techo, se veía alterado, agitado y alarmado.
— ¿Qué mierda te pasa? —inquiero Althol hacia él.
Yo solo estaba pensando en lo que acababa de suceder, olvidando por completo todo mí alrededor. El vino listo para dispararme y evaluando todo lo que ha sucedido en las ultimas veinticuatros horas, solo me da a entender que ya lo sabe.
—Es mejor que nos vayamos. —replica Codat hacia Althol.
Quien aún empuñaba su arma con una mano, mientras que la otra la tenía sobre su cabeza, sus hombres rodeaban mi habitación, Miranda a mi lado había tomado la laptop en medio del alboroto, y Codat seguía intentando calmar a Althol.
Yo me mantenía a su espalda sin mencionar absolutamente nada, porque debemos saber cuándo es momento para hablar y cuando es momento para callar, y en este instante, hablar no es una opción por más ganas que tenga de enfrentarlo.
Me apunto con un arma y eso no va a quedar así, debió disparar en el momento que el cañón toco mi frente, tuvo la oportunidad pero no lo hizo y le pesara más adelante no haberlo hecho.
En cuestión de segundos tengo la mano de Althol aferrada en mi brazo mientras mis pies comienzan andar, siento arrastrada por él, Codat le dice algo a los Vor v zakone que no logro escuchar, cuando ya me encuentro dentro de la habitación que ha sido adaptada como el despacho de Althol.
El me suelta, cuando deja caer la puerta detrás de mí y comienza a caminar de un lado al otro, hasta detenerse en la silla detrás del escritorio y dejarse caer. Vuelve a pasarse la mano por la cara y se detiene a verme a los ojos.
El azul de sus ojos queda opacado por el odio que resalta, su cuerpo esta tenso y el control de ira se apoderado él, no deja de verme ni por un segundo durante minutos, parece eterno cuando finalmente lo deja salir.
— ¿Por qué? —pregunta, dando por terminado el silencio que nos invadía.
No respondo y no dejo verlo en ningún momento. Su necesidad de recibir unas respuestas hace que sus manos golpe la mesa el escritorio cuando vuelve hablar.
— ¡Responde maldita sea! —grita, poniéndose de pies y comienza a dar pasos hacia mí.
No me muevo, ni hago ninguna expresión con el cuerpo ni con el rostro, cuando siento la respiración de él cerca de la mía, nuestras narices se rozan, sus ojos no se apartan de los míos y en esos microsegundos cuando ambos no miramos fijamente, el reflejo del movimiento que hizo con su mano me alerto.
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E X P U G N O ©
Teen FictionAdela fue entrenada para causar caos y destrucción a su paso, no tiene límites. Ella quiso pertenecer a una de las fuerzas especiales más importantes de los Estados Unidos la UFMA (Unidad de fuerzas mundiales anónimas). Con tan solo 22 años se ha c...