★ CAPÍTULO 18

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20 de septiembre 2021

Nikolái K.

La alarma suena, clamando que me levante, inmediatamente lo hago y reviso la hora 10:00 am, en el Medio Oriente. Tomó la MacBook y empiezo a revisar correos importantes y pasó a chequear mi agenda.

Luego del enfrentamiento con mi hermano hace unos días, buscarlo es el último de mis deseos en estos momentos, se donde está pero irme a enfrentar a él, no es lo que necesito en este preciso instante.

Mi encuentro con Althol iba hacer todo lo contrario, tenía planes y pasos a seguir, primero acabar con su paciencia y su autocontrol, pero al parecer llamarlo dos veces fue suficiente para que viniera por si solo a mi encuentro.

Me pongo sobre mis pies y me dirijo a la ducha, me doy un baño y en pocos minutos y salgo a vestirme, cuando terminó de hacerlo la puerta suena.

Grito un pase, y entran dos de las servidumbres que traen consigo el desayuno y el periódico. Les doy unos minutos para que preparen la mesa.

Me siento a desayunar mientras comienzo a leer las noticias Africanas, cuando estoy por terminar el ruido de algo comienza a molestarme, me giro en mi posición y observo a mi alrededor para saber de donde proviene aquel sonido, mi mirada se detiene sobre la cama viendo cómo el reflejo del celular satelital se enciende.

Me levantó dejando caer la servilleta sobre la meta y me acercó a la cama y tomó el celular.

—Cегодня он уезжает туда—dice la voz detrás del celular

«Hoy mismo estará allá »

No replicó, solo cuelgo y es que todo está saliendo a la perfección y hoy por fin ella estará conmigo.

Hace casi siete años que quien decía ser mi padre me dejó en la calle, alegando que yo solo era un drogadicto traidor, sin saber cómo realmente sucedieron las cosas, al principio me culpe y creí que él tenía razón, que no podría cambiar.

Sergey me crio de una manera que en ese momento no lo entendí, él era frío conmigo, nunca me dejaba mirarlo a los ojos o decirle papá, eso estaba prohibido, pero mi madre quien era todo lo contrario a mi padre, me enseñó las buenas cosas de la vida, cuando mi padre se entero de que ella no estaba siguiendo su mismo método de crianza conmigo.

Me castigó, me puso desnudo de rodilla, bajo el sol en el techo de la casa, no me dejo moverme hasta que mis rodillas comenzaron a sangrar y mi cuerpo se debilito, todo aquello en presencia de mi hermano mayor.

Althol y yo no siempre estuvimos en guerra, él era un buen hermano mayor, me cuidaba y  me defendía de mi padre cuando era necesario, pero cuando sucedió lo de esa noche y vi como mi propio hermano degollaba a su madre, mi mundo se callo, ese niño que había crecido entre el amor y la frialdad, eligió un solo camino, el camino que no te deja lugar para el sufrimiento.

E X P U G N O ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora