Capítulo 13: Una invitación especial.

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Después de contarle todo a Edu, sentí que un gran peso caía de mis hombros, aunque una parte de él seguía ahí:

— Bueno, ahora entiendo un par de cosas — me dijo sonriente — Pero ese es tu pasado, y ¿qué pasa ahora en tu casa? — me dijo esta vez sosteniéndome ambas manos. Otro raro movimiento ocurrió en mi estómago.

— Emm... tengo un hermano mayor, al que amo con toda mi vida, nos llevábamos bien de pequeños, pero después del incidente nos unimos a tal punto de ser casi inseparables. — dije con cierto brillo especial en mis ojos que solo aparecía al hablar de Eze — pero ayer me enteré de que — el nudo en la garganta me advirtió de que estaba a punto de llorar. Mire hacia arriba en un intento de evitar lo inevitable —...  que Eze estaba... — la primera lágrima apareció y me la limpié rápidamente. No quería llorar más y menos enfrente de Edu nuevamente.

— No temas llorar en frente mío Lu — me sonrió tiernamente, adivinando mis pensamientos, mientras con sus pulgares trazaba pequeños círculos imaginarios en mis manos.

Solo sonreí mientras trataba de eliminar ese nudo en la garganta que me impedía hablar. Lo logré y proseguí.

— Eze está enfermo — dije mirándolo a los ojos — Tiene un raro cáncer en sus huesos — esta vez fije mi mirada en el suelo — el dolor era insoportable para él y tenía muchos problemas personales también... él — hice una breve pausa — él intento matarse ayer- dije con mi voz entrecortada y cerrando con fuerza mis ojos.

— ¡Oh Dios! — exclamó Edu —P-Pero ¿está bien? — me dijo casi en un susurro.

— Hoy a la noche le dan de alta — una sonrisa sincera se plasmó en mi rostro mientras mi mirada quedo fija en el horizonte. — Pero pase lo que pase, su enfermedad va a seguir ahí y me duele — dije con un hilo de voz al mismo tiempo que esa sonrisa se desvanecía.

— ¡No digas eso! ¡Ten fe de que todo va a mejorar! — me dijo levantando suavemente mi barbilla para verlo a los ojos — Lu ¿Tú crees en Dios? — esta vez su voz mostraba cierta seriedad.

— Claro que sí, como todos ¿no? — respondí sin saber que esa pregunta cambiaría mi vida por completo.

— Pero nunca hablas con Él ¿verdad? — me dijo esta vez con una sonrisa en el rostro.

— No, creo que nunca lo intenté — dije sinceramente — ¿Por qué? — la conversación ya me estaba dando curiosidad.

— Hay una parte de mí que todavía tu no conoces Lu — me dijo curvando una sonrisa en sus labios —Yo soy cristiano. — dijo mirándome directamente a los ojos con un brillo especial y mágico en la mirada.

— Y yo también, pero ¿qué hay con eso? — la confusión aumentaba.

Él solo se limitó a soltar una gran carcajada, lo cual me dejo aún más confundida de lo que ya estaba.

— No, no ese tipo de cristiano — me dijo tiernamente como solía expresarse él — soy de esos que dedican su vida a Él — comenzó a hablar tratando de explicarme —para que entiendas mejor, soy de esos locos religiosos —esta vez pronunció esas palabras con cierta tristeza.

— ¡Para mí no eres eso Edu! — admiti alentándolo — ¡Eres un chico grandioso! ¡Eres una de las mejores personas que conozco! — confesé abrazándolo.

— Gracias— dijo esta vez con su sonrisa devuelta-— ¿A vos no te gustaría ir a mi Iglesia? Quizás ahi puedas distraerte un poco de tus problemas, conocer gente nueva y sanar heridas que te estén molestando últimamente — dijo manteniendo su tan perfecta sonrisa.

Lo reflexione unos segundos, hasta llegar la conclusión de que me haría bien. Conocería personas nuevas y además conocería un poco de más de ese ser que siempre estuvo presente de una u otra manera en mi vida.

— Claro — respondí sonriente — pero no me verán raro o algo así ¿verdad? — pregunté en voz baja algo apenada por mis "heridas" expuestas en mi brazo.

— ¡Cómo crees! — Me respondió entusiasmado mientras me abrazaba —Ellos no son así, aparte eres encantadora y muy hermosa, como no van a quererte — me aseguró.

Más palabras tiernas de Edu, más mariposas en mi estómago revoloteando y chocando con cada rincón de mi cuerpo, produciendo unas leves cosquillas en todos lados.

— Gracias—  susurré mientras sentía que un calor subía hacia mis mejillas.

— Y eres aún más hermosa cuando te sonrojas— dijo al mismo tiempo que se levantaba del asiento y se estiraba como si se levantara de una muy larga siesta.

No supe que decir, ya la vergüenza me había superado. Por suerte Edu rompió ese incómodo silencio.

— Bueno señorita, que tal si se lava su linda carita y nos vamos a entrenar porque creo que ya hemos perdido 15 minutos en la cancha—  me tendió una mano para que pudiese levantarme.

— Bueno señor, y muchas gracias por sus consejos — pronuncié tratando de seguirle el juego y aceptando su ayuda.

Al levantarnos, nos encaminamos hacia los baños. Antes de que entrara Edu me habló.

— Una cosa más Lu—

— ¿Sí?— ya me encontraba cerca de la puerta del baño.

— No te cortes más, por favor—

Yo solo sentí y le sonreí.

Edu me espero afuera mientras yo me lavaba el rostro y me acomodaba el cabello. Al hacerlo, me di cuenta de que ya la sangre era muy evidente en mis brazos, así que decidí cambiarme las vendas. Lo hice tomándome mi tiempo, debido a que dolía muchísimo. No me atreví a lavarme la sangre seca, lo haría mejor en mi casa. Pero al ver con más detalles mis brazos, me di cuenta de que, raramente, me habían salido enormes moretones que rodeaban los cortes.

Me pareció extraño, nunca antes me había sucedido pero mucha importancia no le aporté. Me puse las vendas de repuesto, tome una pastilla para calmar un poco el dolor y completamente dispuesta a sonreír, me fui con Edu a nuestro entrenamiento.

Edu es un tierno❤ Yo tambien quiero un Edu!
Bien, ahora como deben suponer, Edu es el que acerca a Luciana a Cristo ^-^ Se acerca lo bueno:3
So, espero que les guste este capítulo!!
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Un beso❤

Guerrera De Cristo. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora