Capítulo 8: La decisión de Ezequiel.

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El miedo ya se comenzó a manifestar en mi cuerpo, sentía como mis manos temblaban y mis piernas trataban de no obedecer el mandato que mi cerebro les daba, que era subir las escaleras y averiguar que sucedía.

 Me armé de valor y subí lentamente peldaño por peldaño. Mi corazón latía tan fuertemente que podía oírlo y sentir la manera en que trataba de salir de mi pecho.

 Llegué a la planta alta, y me percaté de que el ruido venía de la habitación de Eze. Era extraño. Era como algo o alguien ahogando sus gritos contra algún objeto y, al mismo tiempo, moviéndose de una manera rara que producía leves golpes contra la puerta.

— Quizás sea un animal… — Murmuré apenas audiblemente.

 Seguía teniendo un miedo inigualable, pero de alguna u otra forma, tomé coraje y abrí la puerta lentamente. Pero algo no me lo permitía, la puerta quedó levemente abierta, ya que había algo que me impedía abrirla en su totalidad.

— Déjame solo Luciana — Era Ezequiel. Pero no era su voz normal. Esta voz era ronca, como si no fuera el, como si su alma se hubiese ido dejando un cuerpo totalmente vacío.

— Quiero pasar Eze ¿que son esos ruidos? — dije ya un poco preocupada.

— ¡Nada que te importe! ¡He dicho que me dejes solo! — gritó. O más bien intentó hacerlo, ya que su voz salió cortada y ahogada. Esto ya era muy preocupante.

— ¡¡No me voy a ir hasta que me dejes entrar!!! — dije exasperada.

— ¡Te he dicho que te fueras! — su voz cada vez se notaba más apagada — ¡VETE! Quiero estar s… — no terminó la frase cuando un silencio espectral inundo la casa.

— ¿Eze? ¿Eze estas bien? — dije con aún más preocupación.

Nada. Silencio ininterrumpido.

 Intente nuevamente abrir la puerta y para mi sorpresa ya nada impedía que esta se abriera. La abrí en su totalidad y vi esa escena que hasta el día de hoy me da escalofríos con solo contarla.

 Vi a mi hermano acostado en el piso en una muy extraña posición, sin remera y con un charco de sangre debajo de él.

 Me importo poco y nada ensuciarme y me acerqué rápidamente a Eze. Lo abracé firmemente y note de donde venía toda esa sangre: sus muñecas. Tenía largos cortes que comenzaban desde sus palmas y se extendían a sus antebrazos.   Esto se repetía en ambos brazos y en algunos sectores de sus dedos.

— ¡¿Qué hiciste Ezequiel?! — dije gritando desesperadamente sin obtener respuesta alguna de él. No reaccionaba.

   Lo solté y baje velozmente las escaleras, me dirigí al teléfono y llame a emergencias. Me dijeron que unos minutos estarían acá. Asentí y colgué para ver como seguía Eze.

  Fui y esta vez estaba acostado pero con los ojos entreabiertos.

— E- ez- Ezequiel! — dije tartamudeando del pánico.

— Hola — dijo con una sonrisa amargada en el rostro

— ¡¡Que has hecho!! — dije acercándome rápidamente a él y abrazándolo lo más fuerte que podía con millones de lágrimas en mi rostro.

— Creo que lo que todos querían — aseguró en un hilo de voz con las pocas fuerzas que aún tenía.

— ¡Yo no lo quería y mamá tampoco! —  le grité desesperada.

— No tengo amigos Lu, mis compañeros me golpean e insultan constantemente, mi padre se fue dejándome completamente solo y muchas cosas más que tú no sabes Luciana — dijo acariciando lenta y tiernamente mi mejilla. — Estoy cansado de intentarlo, de intentar ser amado.

— Pero yo no te deje solo, yo te amo y mucho — dije con mi voz quebrada completamente.

— Tu crecerás y también te iras mi princesita — me dijo tiernamente — además solo adelanté lo que va a llegar. — esta vez, su voz se tornó fría y sin sentimientos.  

  No alcancé a responderle cuando el sonido de sirenas me alertó de que la ambulancia ya había llegado. Sentí como derrumbaban la puerta y seguramente, siguiendo el rastro de sangre que había dejado con mis manos, subieron hasta donde nos encontrábamos los dos. Me agarraron de la cintura y me alejaron de Ezequiel. Yo no quería, solo quería abrazarlo y hacerle sentir que lo amaba.

 Vi como lo subían a una camilla y a toda velocidad se lo llevaban en la ambulancia en dirección al hospital. Dejándome ahí, con un oficial que se encargó de cuidarme mientras mi mamá venía en camino al recibir la llamada de los uniformados.

 Llegó mi mamá y nos abrazamos fuertemente. Me dijo que me diera un baño y que me cuidaría mi tía mientras ella iba al hospital.

 Solo obedecí, ya que ninguna de las dos estaba de ánimo para entablar una discusión de quien iría a ver o no a mi hermano.

 Subí al baño, me quité toda la ropa completamente ensangrentada y me dispuse a tomar una ducha. Mientras lo hacía, esa frase no dejaba de repetirse en mi mente.

“Solo adelante lo que va a llegar”

¿Qué habrá querido decir Ezequiel con eso?

Capítulo fuerte, lo se:( 
¿Porque lo hizo Ezequiel?
¿Que habra querido decir con aquella frase?
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Dedicación a la mejor lectora de todas *-* 

Guerrera De Cristo. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora