Decidimos ir caminando debido a que era temprano y el cielo no oscurecía aún. Además, teníamos bastante tiempo antes de que comenzara la reunión.
Luego de esa pequeña conversación no habíamos intercambiado ninguna palabra más. El silencio ya se estaba volviendo incómodo y Edu no tardó mucho en romperlo:- ¿No te molesta caminar, verdad? - preguntó agarrando repentinamente mi mano izquierda.
Traté de controlar las bobas mariposas que habían aparecido en mi estómago, manteniendo la calma y evitando que un rubor se posara en mis mejillas.
- Claro que no... ¡Me encanta! Y más si voy acompañada.- sinceramente lo habia dicho sin pensar en ningún doble sentido.
- A mí también me encanta, pero más si voy con vos - fijó su mirada en la mía, dándome leves toques de electricidad por todo el cuerpo.
Esta vez las 10 o 15 mariposas se habían transformado en un batallón de estas que luchaban en mi estómago.
- Gr- Gracias- logré decir torpemente. Creí haberme ruborizado debido al calor que sentía en mis mejillas.
- ¿Te puedo contar un secreto? - dijo cambiando rotundamente de tema, fijando su mirada en el horizonte y entrelazando nuestros dedos.
Los elefantes salvajes habían vuelto a mi panza.
Solo logré asentir debido a que los nervios y la vergüenza habían cortado mis palabras.
- En poco tiempo te has convertido en alguien muy importante para mí- confesó con una ternura que solo él lograba en sus palabras.
Sonreí instantáneamente. Yo sentía lo mismo por él pero era muy tímida para decírselo. O eso creía yo hasta ese instante.
- Tú también lo eres- dije en una voz muy baja, casi en un susurro, bajando la mirada. Había pensado que solamente yo me había escuchado. Pero no fue así. Edu levantó rápidamente mi rostro con su mano libre y me miró realmente emocionado.
- Repítelo- dijo entusiasmado.
- No- dije tímidamente- N-no, N-no es n-nada- apenas logre decir en medio de tartamudeos.
- Vamos repítelo, quiero oírlo de nuevo- suplicó como un niño de 5 años formando un pucherito con sus labios. Reí ante su muy infantil conducta. Junte todo el valor acumulado y lo repetí.
- Qué tú también eres muy importante para mí- dije con aún más calor en mis mejillas.
Él solo atinó a sonreír y darme un muy tierno beso en la mejilla.
*¨*¨*¨*¨*¨*
Luego de ese dulce momento, cambiamos drásticamente de tema y hablamos de cosas sin mayor relevancia. Sin darnos cuenta ya habíamos llegado, frente a nosotros se alzaba una gran estructura.
La Iglesia era hermosa y a decir verdad, era bastante moderna exteriormente. Era un hermoso local con un cartel en la parte superior que decía "¡Seamos la generación más feliz!" No pude evitar sonreír al leer la frase. Realmente me había gustado. Ser la generación más feliz era una gran propuesta para cualquiera, y una muy motivadora. Bajé mi mirada nuevamente a la entrada del lugar. Sentí como Edu agarraba mi mano nuevamente.
- ¿Entramos? - dijo susurrándome en el oído provocando que mi piel se erizara.
- Claro- dije sonriente.
Al entrar pude ver un pequeño salón con 3 o 4 sillas en las que habían unos jóvenes sentados y otros parados charlando activamente. Pude notar que 4 chicos comenzaron a acercarse. Al estar en frente nuestro, todos saludaron alegremente a Edu, creo que lo conocían, y luego me saludaron a mí.
- Chica nueva- dijo un pelirrojo de ojos verdes observándome- ¡¡Bienvenida!! ¿cómo te llamas? - preguntó muy amablemente.
- Mi nombre es Luciana- me presenté con la misma amabilidad.
- Un gusto Lu, yo soy Alex - dijo sonriéndome.
- Bienvenida- dijeron al unísono 2 chicas que al parecer eran gemelas.- Yo soy Sofía- dijo la más alta- y yo Monserrat- le interrumpió la más baja. Eran unas muy lindas rubias de ojos grises. Solo se diferenciaban por su altura debido a que eran muy parecidas. -Un gusto.
- Igual -dije sonriéndoles ampliamente.
- Bienvenida hermosa- dijo un chico de cabello castaño y ojos amarronados. Al escuchar esto pude notar como el cuerpo de Edu se tensó unos instantes para luego relajarse nuevamente.- Yo soy Mateo, pero dime Teo, un gusto.
- Gracias, un gusto- le contesté.
Luego de presentarnos, hablamos animadamente, contándonos más de nosotros. No entendía como un lugar tan pequeño podía ser una Iglesia. Aunque al ver con más detalles el lugar, pude notar que al fondo de la habitación se hallaba un portón verde cerrado.
- ¿A dónde va ese portón?- pregunté
- Esa es la puerta de la Iglesia- me contestó Teo - esta es solo la sala de reuniones.
- Ahh- ya empezaba a comprender de a poco como se extendía el lugar.
- A las 9 menos 10 el portón se abre permitiéndonos el paso- me explicó Alex- debido a que están limpiando el desastre que siempre dejan los más pequeños.
- Hay un espacio para niños en donde juegan - dijo Edu- y luego venimos nosotros- concluyó sonriente.
Por fin había terminado de entender varias cosas gracias a estas explicaciones.
Vi como de a poco aparecían más y más jóvenes que se quedaban en la parte de la vereda, o que ingresaban a la sala de reuniones.
Estaba realmente emocionada, quería ver cómo era por dentro la Iglesia. De repente, escuche como se abría lentamente el portón y pude ver como todos se iban acercando.
Los 6 nos dirigimos a la entrada y al verla, no pude evitar sorprenderme.
Las gemelas Monserrat (izquierda) y Sofía (derecha) en Multimedia❤
Amo estos capítulos cursis! Jajajaja
Si alguien quiere una dedicatoria solo pídamela^-^
Gracias a todos por leer!¿Tienen alguna pregunta para mi? De cualquier tema, personal o de la novela.
Respondere todas sus dudas^-^¡Espero que les guste este capítulo!
¡Dejen sus votos y comentarios!
Un beso❤
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Guerrera De Cristo. [TERMINADA]
Teen FictionEsta es la historia de Luciana, una joven que decide encaminarse en el camino de Cristo. Un camino lleno de piedras que querrán hacerla tropezar. Un camino difícil y lleno de obstáculos, por el simple hecho de ser el camino correcto y que para segu...