Capítulo 46: Cappuccino y preguntas.

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— ¡Shh! Baja la voz Luciana — me regañó Eze sin despegar la vista del monitor de la computadora.

— Tranquilo, le subiré el volumen — esta vez habló mi madre tecleando en el aparato para luego fijar su vista en la pantalla nuevamente.

Ambos prestaban su total atención a lo que se reproducía frente a ellos. Intenté ignorarlos pensando que veían algún video viral en internet. Me di media vuelta para encaminarme escaleras arriba cuando lo escucho.

Esa voz.

Esa misma voz que escuchaba todos los jueves y domingos. Era la de mi pastor. Pero eso no era posible a menos que ellos... ¿estuvieran viendo la prédica por internet? Mi madre nunca se interesó por la iglesia mucho menos por Dios, y mi hermano estaba sumergido en sus problemas y pensamientos que tampoco no le daba su espacio a su creador. Ellos me dijeron que querían acercarse a Dios, pero no creo que la decisión haya sido tan rotunda para buscarlo por su cuenta ¿o sí?

Me di la vuelta y me acerqué a ellos.

— ¿Qué están mirando? — susurré mientras paso a paso me acercaba a ellos.

Mi madre dio vuelta su rostro y solamente me sonrió.

— Ven, veámoslo juntos — dijo haciéndome un lugar para sentarme.

Ellos estaban viendo la prédica de mi Iglesia por internet. No sé cómo se habían enterado de su existencia o como el sentimiento de querer escuchar el mensaje nació en ellos, pero escuchar una prédica con mi familia a mi lado, aunque sea por internet era uno de los mejores sentimientos que había experimentado.

*¨*¨*¨

— ¿Té, café o cappuccino? —  pregunto mi madre animadamente.

— ¡Cappuccino! — gritamos al unísono con Ezequiel.

Nos encontrábamos sentados con mi hermano en la mesa de la cocina mientras mi mamá nos preparaba lo que sería nuestra cena.

— Pero definitivamente —habló mi hermano entusiasmado — la mejor parte fue cuando habló de nunca darnos por vencidos, contando la historia de José — sus ojos brillaban de una manera que muy pocas veces había visto antes — nunca había leído de alguien tan valiente como él, simplemente genial — dijo haciendo gestos raros con las manos y dando un grito eufórico al final.

— Eso es porque aún no conoces la vida de Jesús — dije casi inaudiblemente, como un comentario para mí misma.

— ¿Qué dijiste Lu? — preguntó Eze frunciendo el ceño.

— Oh, no nada, ya lo sabrás más adelante — dije tomando la taza caliente que mi madre nos había servido recién. — y hablando del tema ¿ustedes cómo se enteraron que las prédicas eran transmitidas por internet? — les cuestioné mientras le daba el primer sorbo a mi cappuccino.

— Tu nos lo mencionaste Luciana — rio mi madre mientras imitaba mi acción.

—¿Qué?—  yo no recordaba habérselo mencionado jamás, ¿o quizás sí?

— Cuando recién iniciaste — empezó mi hermano — llegabas tan entusiasmada contando todo lo de tu nueva Iglesia — rieron ambos — pero nosotros estábamos en nuestro mundo y muy pocas veces te prestábamos atención.

— Pero — prosiguió mi madre — el domingo estábamos muy interesados en las prédicas de tu pastor, pero lamentablemente ocurrió lo de Edu. Sin embargo mientras tú lo estabas cuidando en tu habitación y veían la prédica en tu notebook, me acordé de la página esa de internet. Con Eze la buscamos y la vimos en la computadora de la sala. Nos gustó tanto que ese día decidimos ver por internet todos los cultos mientras Edu se mejoraba —  finalizó mi madre dándole otro sorbo a su bebida.

— Wow — dije sorprendida. Nunca imaginé que mi familia haría eso por su cuenta. Pero en estos casos te das cuenta de lo grande que es Dios y de que todo lo que tiene él planeado, se cumple, a pesar de todo.— Entonces ¿esta es la segunda vez que lo vieron? —era el segundo domingo así que imaginé que así seria.

—No — contestó Eze firmemente — la tercera — asintió sonriendo.

— ¿La tercera?

— El jueves también lo vimos, no nos lo perderíamos — dijo mi madre burlona para luego reír los tres.

— Me alegra mucho esto — dije mirándolos a los ojos, pasando por mi madre primero y luego terminar en Eze — y me alegra saber que les gusta lo que a mí.

Ellos solo sonrieron y siguieron tomando de sus tazas, los imité hasta que lo recordé. Me acorde de esa pregunta tan importante que tenía para hacerle a mi madre. Una pregunta que cambiaría todo de una manera u otra. No tenía el valor suficiente aún las palabras se atoraron formando un nudo en mi garganta y mis manos comenzaron temblar de los nervios. Quise tomar la taza para darle un sorbo, pero al sostenerla, debido a los constantes temblores y movimientos erráticos de mis manos, está se cayó en el suelo. Se rompió en varios pedazos y el ruido espantó a los que se encontraban a mi lado.

— ¡Luciana! ¿Qué te pasa hija? — preguntó mi madre mientras se acercaba a mí. Tenía mi mirada fija en los trozos de porcelana desparramados por el suelo.

— Iré a mi habitación para que puedan hablar solas —anunció Eze mientras se levantaba de su asiento, para luego desaparecer escaleras arriba.

Una vez que él ya se había ido, miré a mi madre a los ojos, buscando alguna excusa para evadir el tema por algún tiempo más, hasta que me sintiera lista.

— Solo — dije tragando el nudo que se me había formado en mi garganta — estaba un poco nerviosa.

— ¿Por qué? ¿Hay algo que quieras decirme linda? — cuestionó ella.

Estaba teniendo un debate en mi mente. No sabía si preguntárselo o no. Pero debía hacerlo, era un deber que debía cumplir. Junté todo el valor que podría conseguir al inhalar aire nuevo, y lo dije.

Bueeeeenas! Perdón por tardar! Tuve un par de problemillas personales perp nada que el amor de Dios no solucione❤
Espero que les haya gustado este capítulo!!!
Gracias por todo! Son asombrosos!
Gracias por leer, por votar y por comentar!
Tami los ama❤
Cada vez falta menos para que esta historia termine y me pongo sentimental :')
Cada principio tiene un fin... Pero estaré de vuelta en unos meses con un nuevo trabajo asi que no me extrañaran:3
Nuevamente, GRACIAS!
DIOS LOS BENDIGA MUCHISIMO!
All The Love. Xx
Un beso❤

Guerrera De Cristo. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora