Manos a la obra. (Marcela POV)

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Adivinen qué... Armando se la ha pasado evitándome al grado de incomodar a todo aquel que nos rodea, llegaba a la oficina cuando estaba seguro de que yo no estaría a la vista, me mandaba recados con Patricia, ella ha sido la intermediaria entre nosotros. Puedo entender lo que siente, pero es increíble que no piense en todo lo que he sentido estos años, lo miserable que me he sentido viendo fotos de él con otra mujer en repetidas ocasiones, lo patética también cuando llegaba la gente a decirme los chismes de lo que ocurría tras bastidores en los desfiles con las modelos, lo insignificante cuando su madre en pocas palabras me decía que me aguantara, que él cambiaría con el compromiso.
No les voy a mentir, le tengo mucho cariño y en algún punto intenté convencerme que sería lo mejor para mi pasar el resto de la vida a su lado.

Han pasado dos meses desde aquel día, los pondré al corriente: hemos avanzado bastante en este proyecto Beatriz y yo, ha manejado el dinero muy bien y ya hasta contamos con lo suficiente para el pago del terreno, de hecho, le tengo que avisar que tenemos que viajar en unos días para ver los que nos consiguieron allá los agentes de bienes raíces... Hugo se casó con su novio fotógrafo, Jorge, la boda estuvo bastante linda, andan buscando adoptar un bebé, eso ha sido la musa para que diseñara la primera línea de V&M de ropa para bebés y para embarazadas, fueron un hit, todo Manhattan andaba con baby fever gracias a Hugo.
Ya era mi rutina ir a cenar de vez en cuando a casa de Beatriz, de irnos y regresar del trabajo juntas, de lidiar los comentarios sarcásticos de su amigo Nicolás, éramos inseparables las dos.

Otro día, otra moneda...

Ahí me encontraba yo, afuera de su casa recargada en el auto, esperándola:
-¡Buenos días!
-¡Hola! ¡Que eufórica amaneciste!
-Así es, hoy ando muy feliz.
-¿Puedo preguntar por qué?
Nos subimos al auto para dirigirnos a la oficina.
-Pues porque ya triplicamos tu dinero, chance y podemos hasta contratar arquitecto para empezar con tu visión del hotel o algo así.
-Que bueno que tocas ese tema, tenemos viaje en puerta para México, hay que ver las opciones que tienen los agentes de ventas.
-¿Qué? Si yo ni he salido del país.
-¡Beatriz, no puede ser! ¿Tienes pasaporte mexicano?
Se agachó apenada y yo me sentí apenada por mi tono de voz.
-Pues no, mis papás en algún punto quisieron tramitármelo cuando era menor de edad, por la facilidad del proceso, pero por algún inconveniente u otro, no pudieron.
-Muy bien, nada grave, cuando lleguemos a la oficina vas a buscar en mi agenda a Anthony Miller y me lo comunicas, él nos va a ayudar a sacarte ese pasaporte, ¿Algo más que necesite la señorita para viajar?
-El permiso de mis papás... ¿Ahí con quién te contacto para que lo tramites?
Nos reímos al unísono porque ya me veía sentada en la sala de los Rincón firmando hasta acta responsiva para que me dejen llevarme a su hija de viaje de negocios.

Ese día estuvo algo cansado, Beatriz se la pasó al teléfono, contactando a Miller, a los agentes de bienes raíces, arquitecto, aerolínea para nuestros boletos, por mi parte, estuve organizando los pendientes para dejar lo mejor cubierto todo para cuando saliéramos.

-¡Mariana! ¿Puedes venir un momento a mi oficina?
-Claro, Miss Marcela, voy inmediatamente.

Le dejé instrucciones de lo que debía hacer en estos días que no estaríamos, prácticamente dejé mi puesto en sus manos, sabía que lo haría bien, siempre me ha cubierto bien, sabe como me gustan las cosas, como tomo decisiones y qué contactos uso cuando tengo problemas, supongo que Armando se enterará un poco de lo que pasa por acá, le habla más a las secretarias que a mi.

Salió la morena alta de mi oficina y entró la rubia enfadosa de mi mejor amiga:
-Hola hola, Marce.
-Patricia, ¿Como estás?
-Ay Marce, ¿Quieres la verdad o que te diga que estoy bien?
-¿Vienes a pedirme dinero?
Sonrió presionada viéndome fijamente
-¡Mi mejor amiga! ¡Como te quiero!
-Convenenciera, a ver quien te sirve de cajero automático cuando no esté.
-¿De qué hablas?
-Me voy de viaje con Beatriz, si Armando te pregunta a donde, dile que fuimos a Los Ángeles para ver si había posibilidad de abrir alguna boutique física de V&M.
-¡March! Take me with you!
-Si, para que te hagas amiga de Beatriz.
-Ew, hard pass.
-Salte pues, tengo que seguir trabajando.
-Marcela, no puedes dejarme sin recursos.
-Según yo, no estamos casadas ni divorciadas para que te mantenga, Patricia, pero te voy a dejar 300 dólares, último préstamo.
-I Love you!!
-Si si, ya, te los transfiero, vete a trabajar.
Salió de ahí dando brinquitos y "echándome flores".

Solo negocios: B.E.N.Y. [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora