Demasiado para soportar. (Marcela POV)

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"Esperen, no se la lleven sola, yo la acompaño para calmar las aguas".

Tomé su bolso y abrigo. Ver como se la llevaban me partía el alma, menos mal, no venían los agentes en la clásica unidad de policía, venían en una van blindada de esas color negro que parece que secuestran niños. Wilson estaba algo desorientado viendo la escena, pero, le dije que nosotros les habíamos hablado por unos problemas internos.

-Busca a Nicolás, por favor.
-Voy a eso. No te preocupes, vamos para la delegación inmediatamente.
-Marcela, lo que pasó en la sala de juntas fue un error y me disculpo.
-No hables de nada, no es momento.

La camioneta arrancó y yo corrí de regreso por Nicolás. Aura María me dijo que seguía en su oficina.

-¡NICOLÁS!
-¡Ay, Marcela! ¡Me asustas! ¿Qué pasa?
-¡Se llevaron a Beatriz! ¡SE LA LLEVARON?
-Pero si ella tiene auto.
-La P-o-l-i-c-i-a, estúpido.
-¿QUÉ?
-Si, me dijo que viniera por ti, que sabrías qué hacer.
-Si, si sé. ¿Dónde está el celular de Betty?
-Aquí traigo su bolso, voy a ver.
Se volteó y sacó una carpeta de su gabinete.
-¿Y? ¿Lo encontraste?
-Si, ten.
-Bien. Voy a llamarle a un abogado y a avisarle a sus papás.
-Ponte el abrigo y te llevo a casa de los Rincón y después nos vamos a la delegación, de camino le hablas al abogado.

El trayecto se me hacía eterno, rebasaba como loca, me salté semáforos, seguramente si no sacaba a Beatriz de la cárcel... La acompañaba en su celda.

-Llegamos, bájate.
-¿QUÉ? ¿No me acompañas?
-No, tranquiliza a los papás de Beatriz, pero rapidito, porque tenemos que salir para allá, no nos pueden acompañar, seguramente ella no querrá que la vean en esa situación.
-Me caes gorda, tienes mucha razón. Ya vuelvo.

Salió y estuvo como media hora adentro, cada minuto me preocupaba más, pobrecita mi vida, encerrada, inculpada injustamente, no entiendo qué pudo haber sucedido, me siento tan inútil.

-Vámonos.
-¿Qué traes ahí?
-Ropa cómoda para Betty, esos tacones probablemente la estén matando.
-Muy bien, oye, ¿Para qué necesitabas su celular?
-Ocupo llamar a alguien que nos puede ayudar como testigo.
-¿A quién?
-Ya sabrás. Písale, ocupamos volar, amiga.
-Ya, ya voy.

Ahí estábamos frente a la delegación, Nicolás entró y yo estacioné el auto. Entré y vi a la pobre tras esos barrotes, no quiso hablar conmigo, Nicolás le dio la ropa y se quedaron platicando, yo me devolví a la sala de espera, a eso... A ESPERAR... Y a esperar, y a esperar, y a esperar, porque no salía este baboso, no sabía nada, solo que no me iría de ahí hasta saber que ella saldría.

Se llegó la noche y nada aún, así que llamé a Don Deme:
-Marcelita, hija, ¿Qué ha pasado? Tenemos el alma en un hilo aquí.
-Las cosas van a mejorar, Don Deme, se lo prometo. ¿Ya cenaron? ¿Quieren que les lleve algo?
-No, hija, estamos bien, no te preocupes, solo... Cuídanos a nuestra Betty.
Empezó a sollozar y se me partió el alma.
-No me voy a despegar de aquí hasta que salga y llevárselas a casa. Dígale a doña Julia que todo estará bien, se los aseguro. Todo esto es un gran malentendido.
-Gracias, gracias por tanto, m'ija, sabes que te apreciamos.
-Y yo a ustedes.
-¿Y a Betty?
-Y a Beatriz sobre todo.

Eran las 12:00 AM y nos mandaron a dormir, yo no me quería mover pero Nico insistió y con justa razón, a esa hora nada se podía hacer y al menos Beatriz estaba "cómoda" en una celda sola.

Camino a dejar a Nicolás me asaltó la duda.
-Oye, ¿Te puedo preguntar algo?
-Solo si sé la respuesta.
-¿Quién nos va a ayudar a sacar a Beatriz?
-Pues Roberto y alguien más, a ese alguien más le llamo en la mañana. Tu ex-suegro dijo que vendría de Londres en cuanto encontrara vuelo y el abogado también a primera hora se entrevistará conmigo.
-Estoy cagándome del nervio.
-Ya somos tres, porque me imagino que Betty no es la excepción.
-Mañana será otro día, Nico, todo estará bien. Te dejo en casa.
-Sé que te pido mucho, Marcela, pero trata de descansar, por favor.
-Si, te lo prometo que trataré.
-Gracias por no dejar a mi niña sola.
-Yo la amo, Nico, y en cuanto salga hablaré todo con ella, bien, porque la primera vez que lo hice, creo que no me creyó.
-Dale chanza, le sigue doliendo todo.
-Nunca más la lastimaría, créeme.
-Descansa, Marce, te veo mañana.
-Hasta mañana.

Solo negocios: B.E.N.Y. [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora