¿Mas mierda? Mas mierda. (Marcela POV)

359 43 32
                                    

—Tenemos que hablar sobre el futuro de esta empresa.— Roberto rompió el silencio.
—¿Qué piensas?— Fui la única que habló, porque Armando no estaba.
—¿Y Armando?— Era lo único que le importaba a Margarita.
—Salió hace rato, no me dijo a donde. — Tuve que amortiguar su angustia sin delatarme aún sobre lo ocurrido.
—En fin, volviendo al tema, a mi ver, lo más lógico, es que, por el momento, Ricardo suceda a Armando de manera emergente, hasta que arreglemos este enredo podremos votar y ver si extendemos la gestión de Calderón o cambiamos de presidente. — Sonaba bastante sensato Roberto.
—Por mi, excelente. — Opinó Margarita.
—Ya que el resto del comité está en ausencia y yo estoy al frente por el momento, esta es una decisión tomada y Ricardo Calderón procede a la presidencia de V&M. Confiamos en ti, hijo. — El papá de Armando estaba increíblemente tranquilo con el veredicto.

Se abrazaron, firmaron el contrato provisional y brindaron, yo los acompañé con café, ya saben, ya no bebo.
El día estuvo bastante aburrido, la extraño mucho, no me puedo sacar a Beatriz de la cabeza, extraño su aroma, sus rizos sobre mis mejillas cuando la besaba, sus manitas traviesas en mi cabello cuando conducía por la ciudad con ella de copiloto, extraño su cuerpo abrazado al mío.Lloré un rato en mi oficina viendo nuestros mensajes, acordándome de nuestras cosas.

Salí de la oficina para mi casa, sintiéndome sola, abatida, miserable. Me puse la pijama, agarré un bote de helado y me refugié en las sabanas de mi cama el resto de la tarde, incluso me quedé dormida con la cuchara en la mano. Me despertó el timbre y en una pizca de esperanza pensé que era ella, corrí a abrir y no me esperaba esta visita.

-¿Qué haces aquí?
-¿Puedo pasar?
Me sentía tan sola que cualquier cosa iba a servir para despejarme.
-Está bien. Supongo.
-Traje vino. Armando no me atendía el teléfono y pensé que estaba aquí. No tengo con quien celebrar la presidencia.
-Creo que no ha de sentirse muy bien, digo, le arrebataron todo de golpe.
-¿Todo?
Aclaré la garganta.
-Ya sabes, la presidencia.

Nos sentamos en la isla de la cocina a platicar de tontería y media un rato, hasta se le había olvidado el vino.

-Oye, ¿Me permites unas copas?
-Mmm... Te permito una y yo te acompaño con agua.
-No, no, ¿Cómo así? ¿No sabes que es de mala suerte brindar con agua?
-Bueno, no sabía que brindaríamos.
Alcancé en la alacena una copa, se la pasé y me puse a buscar otra para mi. Me dio la que ya había llenado y tomó para él la que acababa de poner sobre la mesa.
-Cheers!
-Salud...
Me limité a remojar mis labios en el vino y hacerme tonta con el resto. Él sin titubear liquidó la copa. Nadie lo podría ver venir, mi soledad me llevó a convivir con Calderón.
-¡No me dejes morir solo! ¡Dale fondo!
-No lo sé, hace tiempo no bebo.
-Por mi, please, please please.
Me puso la copa sobre los labios y para ahorrarme problemas lo bebí todo y volteé la copa sobre la mesa, para que entendiera que imperativamente yo ya no bebería más.
-¡Eso! ¡Eso! Buenísima onda la tuya, Marce.
-Cállate y no lo vuelvas a hacer.

Seguimos platicando unos minutos y mi cuerpo comenzó a sentirse débil, me costaba más abrir los ojos, me cayó malísimo esa copa.

-¿Marcela? ¿Estás bien?
-Te voy a ser honesta, no, y dudo que pueda levantarme sola, ¿Me ayudas a llegar a mi cama?

Sentí que me alzó en brazos y yo me desvanecía poco a poco. Llegamos a mi cama y caí casi que en coma. Lo último que sentí fueron las manos de Calderón sobre el edredón.

Me desperté con la ropa batida, me puse mis lentes, porque si, YA ME ADAPTARON LENTES NUEVOS y tengo un par de contacto, perdón por no haberles dicho... En fin, volviendo el tema, eran las 10:00 AM, ya iba tarde a la oficina, me intenté levantar y me desmayé. Volví en mí en lo que según yo habían sido minutos de inconsciencia... Eran las 12:00 del medio día. "¿Qué mierdas me pasa?" La cabeza me daba vueltas, estaba muy débil. Llamé al primer número que alcancé y pedí ayuda. No podía ni ponerme de pie, así que no lo iba a forzar, me quedé ahí tirada.

Solo negocios: B.E.N.Y. [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora