Solo negocios: B.E.N.Y. [Parte 1]

Algo de cielo y mucho de infierno. (Marcela POV)

Salió de ahí fúrica como nunca la había visto, lo peor era que iba acompañada de decepción, decepción DE MI. No me había dado cuenta que en todo el día no hice mas que darle órdenes, tiene razón en irse así.

Después de llorar un poco en mi auto, decidí ir a su casa, no iba a dejar esto sin resolver esta noche.

Me estacioné un espacio antes de su casa y vi que un auto como el mío estaba estacionado en donde yo suelo estacionarme, vi a alguien bajar de ahí pero no distinguí bien, no traía mis lentes de contacto, ella lo invitó a pasar, porque de eso si me percaté, era un caballero. Este instante me hizo notar dos cosas: necesito operarme la vista cuando pueda, y dos, siento que estoy perdiendo tiempo aquí afuera viendo, cuando podría estar ahí dentro con ella.

"¿Tocaré?... ¿No tocaré?..." Golpeaba mis pulgares contra el volante mientras alternaba con estrujos a ese pedazo de cuero que forraba el mismo mando. Salió su papá, sin pensarlo lo intercepté en la esquina y subió a mi auto.

-¡Marcelita! ¡Hija! ¿Cómo estás?
Me abrazó mientras se quitaba su cubrebocas.
-Aquí preocupada por Beatriz, caray, discutimos y salió sola, dejándome con la palabra en la boca. No podría conciliar el sueño ignorando esta situación.
-Hija, te aconsejo que esperes a mañana, ahorita está reciente esto, déjala que se tranquilice, mi Betty a veces no piensa lo que dice. Además, tu PROMETIDO está ahí dentro y yo dije que venía por pan, así que no debo tardarme mucho porque la tienda está aquí en corto. No creo que usted señorita quiera tocar temas personales con él a su lado... ¿Verdad?
-¡Cierto! Cuánta razón, Don Deme, lo llevo a la tienda y lo dejo en la puerta de la casa para yo irme a la mía. Gracias por el consejo.
Salió a la panadería y volvió.
-Marcelita, ¿Te puedo decir algo? Espero no tomarme atribuciones que no debería.
-No, no, adelante, lo escucho.
-Aclara tu mente y toma decisiones, no querrás actuar precipitadamente ni mucho menos lastimar a quien te quiere. Ojalá entiendas lo que quiero decirte.
-Claro, y gracias, créame que estoy esperando un momento de paz para pensar.
-Y yo espero que no tarde en llegar. En fin, buenas noches, que descanses.
-Igualmente. Por favor, no le mencione a Beatriz que estuve aquí.

Bajó del auto y me fui, con la cabeza hecha nudos, pero ni modo, tenía razón el señor.

Entenderán que no pude dormir esa noche, Malú se había ido y como de costumbre, no me avisó, así es ella, seguramente se fue a Suramérica a alguno de sus retiros espirituales. Para mi desgracia, eso me dejaba sin nadie para hablar de mis sentimientos, Patricia no cuenta porque... Ya saben, PATRICIA.

Desperté con el estómago revuelto, como si fuera camino a mi juicio final, o un soldado a punto de ser fusilado.

Toqué a su puerta y abrió su papá, me saludó, en la cocina la voz de su mamá me dio los buenos días y me invitó a subir al cuarto de su hija.