Ay, Betty. (Betty POV)

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Sentí tanto en tan poco, al verlos como siempre, como si yo no existiera o viera la escena desde una audiencia en el cine o en la televisión, se veían felices, el Señor Armando sobre todo, parece que se coludieron para usarme...

Estos días la he evitado pero no sé como seguiré navegándomelas para no verla. En fin, el intento se hará, aunque no sé qué haré si la llego a tener frente a mi.

Ya se me hacía tarde para el trabajo, ni modo, les dije a mis papás que no los acompañaría en la mesa y salí de casa. En lo que acomodaba mi maletín sentada en el escalón del pórtico me entró una llamada, era suya, cuando me decidí a contestar, ya había colgado. Avancé unos pasos y sentía incómodo mi zapato, al ver la suela me encontré con un brazalete, era particularmente ancho, como que no era para una mano, era como una tobillera, poniéndole atención vi un dije en forma de "M"... "¿Podrá ser... De ella?"... "¿Habrá estado aquí?"... Esto tuvo que haber sido reciente, mi mamá barre en las mañanas y en las noches, no creo que no la haya visto, de ser así, tuvo que venir en la madrugada... Ay Betty, déjate de cosas...

Indagando en mis memorias llegó ese brazalete... ¡Si es suyo!... Recuerdo habérselo visto en Cancún, ¡Claro! ¡Cuando la metí a la cama la noche que me besó!... ¡SI HA INTENTADO VERME!... ¡SI LE INTERESO!...

Se me salía el corazón a cada latido, le llamé pero entró a buzón directo, ni modo, tomé un taxi, no tenía tiempo que perder.

Nicolás me llamó:
-¿Betty dónde estás?
-Camino a la oficina, ¿Por?
-¿Vas a renunciar?
-¿Como por? ¿Por qué?
-Para no verle la cara a la desgraciada esta.
-No puedo hacer eso en este momento, Nicolás, mis papás necesitan mi sueldo, sabes que jubilaron a mi papá, no estoy en posición de hacerles semejante daño.
-¡Ay, Betty! ¡Nomás no dejes que te arrebate tu dignidad!
-No, Nico, vamos a ver qué sucede hoy. Te llamo después, ya casi llego.
-Mucho cuidado, Betty, estaré pendiente.

—FIN DE LLAMADA. DURACIÓN: 00:03:52—

Ahí estaba, a punto de entrar al edificio, pero fui directo al estacionamiento a ver si estaba su auto. Nada. Aún no llegaba. Subí y saludé a las muchachas, peleé con Patricia un poco y seguí a mi escritorio a trabajar... Sentía que el reloj no avanzaba nada, "¿Por qué no llega?...", "¿Y si le pasó algo?"... Le volví a llamar y lo mismo, BUZÓN.

Salí a tomar aire y al regresar escuché su voz, corrí a la oficina y no la encontré sola, estaba la suegra acompañándola.

-Bue.. Buenos días, señora Margarita, señorita Valencia.
-Buenos días, Beatriz, ¿como ha estado? Hace mucho no la veía.
-Bien, gracias por preguntar, Señora, con permiso, paso a mi oficina.
-Propio.

Cerré la puerta y ella no me dijo nada, solo estaba ahí, viéndome, con esos maravillosos ojos café, por alguna razón se le veía serena.

Las voces callaron, tal vez se fueron... Abrí discretamente la puerta para asomarme...

-Te estabas tardando en salir.
Se quitó los lentes y alzó la mirada lejos del monitor de su computadora.
-Pensé que se habían ido.
-Margarita salió, tenía que ver unos asuntos con Roberto.
-Disculpe la intromisión, señorita.
Se me estaba saliendo el corazón, no sabía como dirigirme a ella.
-No te preocupes, tu y yo tenemos que hablar, tranquilamente.
-No creo, usted no me debe ninguna explicación.
-¿Pues qué crees? Te la voy a dar.
-No se preocupe.

Se levantó del escritorio, cerró la puerta y se fue acercando, todo esto sin apartar la mirada de mi.

-¿Me permites un momento?
-No creo que deba cerrar la puerta.
-Yo no creo que debas estar nerviosa conmigo.

Solo negocios: B.E.N.Y. [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora