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Evitar a Namjoon se había convertido en algo mucho más difícil de lo que pensaba.

Su sola presencia parecia llenar el salón de clases, podía imaginar su olor y la calidez de su cuerpo a metros de distancia y aunque se auto imponía una y mil veces no mirarlo, era imposible.

Pero debía hacerlo, porque Seokjin podía contar con los dedos de una mano las personas a las que había besado en la boca y por supuesto todas ellas fueron con un motivo, era para tener el paquete completo.

Sin embargo no le importó solo besar a Namjoon por una hora completa disfrutando de la calidez de su cuerpo y de sus sábanas.

Tampoco le molestó desayunar con su familia y quedarse toda la tarde ahí, se sintió casi como pertenecer a un lugar y eso no estaba bien, porque Kim Seokjin una de las pocas cosas que tenía claras era que no debía aferrarse a los lugares y mucho menos a las personas.

Quizás la culpa de todo la tenia Jimin, porque cuando hablaron el domingo por la noche le había confesado que se "robó" la virginidad del amigo de Namjoon, el que parecía introvertido y con una mirada inocente pero que todo se había dado vuelta porque al final fue Jungkook quien se robó su corazón.

Se supone que todo había empezado porque Jimin iba tras de Namjoon y Seokjin solo quería demostrarle que podía ganarlo a pesar de que el rubio lo odiara, solo quería demostrar que nadie podía resistirse al encanto de Kim Seokjin pero al final había sido todo una trampa de Jimin, ya que nunca había ido tras los huesitos de su dios griego -palabras exactas de Park Jimin- en cambio le gustaba el otro muchacho que tímidamente le rozaba el muslo bajo el banco cuando estaban en clases de química, él que le hacia insinuaciones fingiendo que sus palabras no tenían ni una gota de doble sentido.

Jimin solo quería bromear con él, quería probar como se vería Jin atrás del chico que había molestado por años, ese al que llamaba nerd y menospreciada cada vez que tenía oportunidad, porque Namjoon no era guapo ni tenía algún chiste.

Solo que...

Era guapo como el infierno, malditamente lo era.

Namjoon no era para nada a lo que estaba acostumbrado, no era un chico tierno que buscaba su atención, no era bajito con las facciones delicadas. Namjoon era demandante, fuerte, con facciones definidas y músculos marcados. Le llevaba la contraria, lo desafiaba, no caía ante él y lo volvía loco.

Podía verlo en ese momento, a través de la cafetería riendo con sus amigos, su rostro viéndose lindo con ese par de hoyuelos, un semblante relajado. Escondiendo bajo su uniforme perfecto todo lo que en realidad era, lo que Seokjin quería descubrir.

Y como al parecer el rubio podía sentir su mirada quemandolo en la nuca se volteó y Jin desvió rápidamente sus ojos hacia Yoongi.

El mismo juego de toda la semana.

—No quiero entrar a historia— Le dijo al más bajo como si hubiese estado atento a la conversación.

—Yo si voy— Jimin levantó la mano y sonrió mirando hacia la misma mesa donde Jin estaba perdido hace apenas un momento.

—Haz cambiado desde esa fiesta.

—Los cambios son buenos mi querido Yoongi, a veces cansa ser el chico deseado, quizás esta vez tengo ganas de ser el chico amado.

Hoseok silbó por lo bajo —¿Eres Park Jimin?

—Gracioso— El pelirrojo entrecerró los ojos y le lanzó una servilleta arrugada a su amigo.

Hoseok la atrapó y la dejó sobre su bandeja vacía con tranquilidad —Puede que tengas razón Jiminie, que te amen debe sentirse bonito.

Los otros tres chicos se quedaron en silencio sin saber que decir, eran buenos amigos, se querían, solo que expresar emociones no iba con ellos y el tema de Hoseok y el amor era terreno peligroso, sobre todo después de que la única experiencia del chico en ese terreno haya resultado tan estrepitosamente mal.

¿Tenemos química? - (NamJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora