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KRAYEV TENÍA RAZÓN,
SOLO HABÍA TENIDO QUE SEGUIR EL LAZO PARA ENCONTRARLO.

El lugar que había encontrado para comer no estaba lejos del motel. Consistía en un pequeño restaurante, ubicado estratégicamente al costado de la carretera, listo para recibir a turistas y a todos los que sentían hambre en medio de un largo viaje.

Cuando entré, el olor a huevo frito y tostadas que impregnaba el aire me recibió. Pude notar miradas por parte de los humanos, asombrados por algo superficial como mi belleza, pero los ignoré y me dirigí hacia donde estaba Krayev, con un menú en la mano.

—Que rápida—dijo, bajando el menú y entregándomelo para que yo también pudiera ver que pedir—¿Qué quieres comer?

Realmente no importaba, pero me sentía algo sentimental, este sería mi último desayuno en el mundo humano. Lo mejor sería que aprovechara antes de ser condenada a los desayunos insípidos y en poco cantidad que me brindarían en casa de Krayev. Cuando eras Omega no podías simplemente comer lo que se antojara, se te proporcionaría una dieta basada en lo que tu Alpha quería que comieras para obtener el cuerpo que deseaban.

Me pregunté que es lo que ordenaría Krayev para mí llegado el momento y me estremecí un poco. 

—Desayuno inglés—pedí—deberías probarlo también.

Krayev asintió y cuando llamó a la camarera ordené lo mismo para ambos. El desayuno no tardó y nos dedicamos a comer pacíficamente, desde fuera ahora debíamos vernos como una pareja de jóvenes normales, como dos personas que disfrutaban de un simple desayuno sin más, y no dos seres sobrenaturales a punto de cruzar una frontera invisible para los humanos e irse a un mundo donde todo funcionaba de manera diferente, para salvar a sus respectivos hermanos.

Oh, la ignorancia de los humanos, a veces la quisiera, otras veces la temía.

Cuando terminamos de comer tuve que pagar, ya que Krayev no contaba con más dinero humano. Le dejé propina a la camarera y nos encaminamos al motel nuevamente.

—Eso fue...tranquilo—comentó Krayev extrañado.

—Sí, que extraño—no puedo evitar estar de acuerdo.

Krayev me mira con extrañeza todo el camino mientras regresamos a la habitación, cosa que me está poniendo los pelos de punta, pero me esfuerzo en ocultarlo, y una vez allí, se detiene de repente...parece estar tratando de captar un olor.

—Hazel...—dice con cautela—¿Estuvo alguien más aquí?

¿Qué?

Traté de captar un olor extraño yo, pero solo nos sentía a mi misma y a Krayev. Lo que si podía percibir era un tipo de energía rara, pero no sabía si era algo real o solo algo reflejo a los nervios que me estaba provocando Krayev.

—No—contesté, mi voz sonó irritada, que era lo que pasaba cuando me ponía nerviosa—¿Tú sí?

Krayev siguió caminando por el resto de la habitación, respirando profundamente. Seguía luciendo confundido.

—No—admitió—solo captó tu olor pero es...no sé, un poco diferente. Extraño.

De pronto me tensé.

true alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora