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Tenía tanto tiempo sin venir a la mansión de mi familia que el nudo que se formaba en mi garganta amenazaba con ahogarme.


Aquí había estado por última vez antes de irme, de este lugar era del que había deseado escapar tantas veces, y ahora me encontraba de vuelta, asombrada porque todo era igual y muy diferente a la vez.

Krayev estaba a mi lado en el auto, pero no había dicho ni una palabra, de hecho, lo único que le había escuchado decir en todo lo que iba de la mañana era "buenos días, el auto está listo".

Lo había herido, estaba segura, el no poder asegurarle que él era el único para mí lo había golpeado, pero no podía mentirle, y tampoco podía darle una respuesta ahora.

Me dolía la cabeza y el corazón.

Sabía que era un buen hombre después de todo, pero el estar con él toda la vida significaba aceptar una parte del destino del que había huído hace años. Sabía que no sería una Omega atormentada, pero tampoco podría hacer mucho, por más bueno que fuese Krayev, había cosas que no podía cambiar.

—Jace—susurré una vez que nos bajamos del auto y caminamos hacia las pesadas rejas metálicas.

Él se sorprendió al oírme decir su nombre a plena luz del día, con gente a nuestro alrededor, pero sabía que nadie me había escuchado.

Me sentí mal en cuanto su rostro giró hacia el mío, tenía unos lentes de sol muy oscuros por lo que no podía ver sus ojos, pero sabía que continuaba triste, lo notaba en la curva en la comisura de sus labios.

Era una egoísta, una verdadera egoísta, porque pese a todo, extendí mi mano hacia él y me sentí terriblemente agradecida cuando la tomó y entrelazó sus dedos con los míos.

No demoraron en abrirnos la puerta, mamá no hacía esperar a sus invitados. Y las personas de servicio dieron lo mejor de sí para no mirarme ni con los ojos desorbitados ni con excesiva malicia, sabían que mamá no toleraría la mínima ofensa, incluso si esta iba dirigida hacia mí.

El jardín estaba impecable como era de esperarse, pero mucho más concurrido de lo normal, mucha gente venía de aquí para allá, poniendo flores, diversos arreglos, luces y mesas.

La casa de mamá era lo suficientemente grande como para realizar ceremonias en los dos salones que tenemos dentro, pero como Krayev era tan importante, si encontraba acertado que también hubiese mesas afuera, seguro vendría mucha gente.

Claire me esperaba en lo alto de la escalera, vestía una sencilla falda blanca larga y una blusa azul, la ropa que mamá le haría llevar en casa obviamente. Sonrió encantada al verme y bajó corriendo los escalones a mi encuentro.

—Mamá es increíble para esto—admitió envolviéndome en un abrazo —estoy segura de que todo va a estar listo para mañana.

Yo también lo estaba, no era ni medio día y ya básicamente estaba todo listo. Estaba aterrada, pero a la vez muy asombrada por lo rápido que trabajaba mamá.

Jace dejó ir mi mano en ese momento y tras decir un casto "me disculpan" se dirigió a hablar con los de su manada, que estaban ayudando a acomodar, junto con los demás.

Suspiré internamente.

Claire arqueó una ceja.

—¿Qué le pasa?—preguntó, hasta ella podía notar la diferencia—¿Se pelearon o algo?

—No peleamos, ven—dije entrelazando mi brazo con el suyo y haciéndola caminar hacia la casa—aún tengo que elegir mis zapatos y tu me vas a ayudar.

true alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora