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A la mañana siguiente presencié algo que no pensé que vería jamás.

Krayev. Y mi hermana.


Claire y Krayev.

Estaban fuera,

¿Riendo?

Cuando confirmé que no estaba soñando y que realmente estaban ambos en el jardín y riendo, aparté mi rostro del cristal de la ventana y me apresuré a ducharme y ponerme ropa, la misma con la que había llegado aquí a la casa de Krayev. No sabía para cuando Sophie y Blue tendrían toda la ropa lista para mí.

De hecho, justo me encontré con Blue cuando bajé al primer piso.

—Buenos días, señora—saludó con cortesía—¿Qué le gustaría desayunar?

Me sorprendí de verla, eran apenas las cinco o seis de la mañana. Mamá no se despertaría hasta las nueve, que era la hora en que la mayoría de las omegas lo hacía, y Krayev, y los Alphas solían desayunar incluso mas tarde.

—Blue, ¿Qué haces despierta tan temprano?—le pregunté.

Ella me miró confusa.

—Debo poner en marcha la cocina, señora—me respondió—Tanto Sophie como yo estamos a la orden de usted y el señor Krayev. Prepararemos lo que nos pida, asi que debemos estar listas desde temprano en caso de que requieran mucha elaboración.

Dios mío.

Sentí una punzada de culpa, en casa nunca le había prestado demasiada atención a los criados porque solían comentar cosas horribles de mí, pero ahora en tan solo dos días con Sophie y Blue me doy cuenta de lo mucho que trabajan, y trabajar para mamá debió ser realmente una pesadilla.

—Nada de eso—dije, con un gesto de mano que no admitía discución—vuelve a dormir por favor, y dile a Sophie lo mismo, vuelvan a la cocina como a las nueve, cuando mamá se levante porque necesitará su ayuda.

—Pero, usted y el señor, y la señorita Claire...

—No te preocupes por eso—dije con firmeza—yo me encargo si ellos quieren algo.

—Pero...pero...—intentó protestar.

—Descansa Blue, apenas llegaron ayer, sería horribles hacerlas trabajar desde tan temprano—expliqué—por favor, concédeme eso.

Era muy raro que una Omega dijera por favor, lo sé y Blue lo sabía, por eso abrió mucho los ojos, pero al final aceptó mi orden, y tras disculparse, se fue a la recámara.

Pobre chica, de verdad debimos haberlas hecho descansar al menos dos días, cuando mamá se fuera lo haría.

Suspiré y recordé lo que iba a hacer inicialmente.

Abrí las puertas de cristal que daban al jardín y me acerqué a ellos, ya no se reían tanto como antes, pero se veían como amigos de toda la vida.

Cuando Claire me divisó me dedicó una sonrisa radiante antes de levantarse y correr hacía mí para abrazarme.

—¡Hazel!—gritó—¡Tienes que ver esto!

—Eh—protesté a la fuerza de su abrazo—¿Qué pasa? ¿Por que tanta emoción en la mañana?

Claire nunca había sido lo que se consideraba especificamente como una 'persona de mañana', a esta hora solía estar dormida, y si llegaban a despertarla se ponía de un humor espantoso.

—Muéstrale, Krayev—lo animó, y me sorprendió que ya lo llamara por su apellido con toda naturalidad.

¿De que habrían estado hablando que le hizo dejar de tratarlo como un enemigo tan rápido?

true alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora