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—¿TÚ QUÉ?—PREGUNTÉ SIN PODER CREERMELO.

Krayev tenía un medio hermano, ¿uno beta?

Él tragó con fuerza, todavía no se dignaba a mirarme, como si no pudiera soportarlo.

—Tengo tres hermanos—me contó—dos Alphas más, hijos del matrimonio de mi padre con mamá. Y a Caleb, el hijo que tuvo con una joven mujer beta de la que se encaprichó por un tiempo.

No podía creerlo, no tenía idea de nada de esto.

Claro que nunca me había puesto a investigarlo realmente a fondo, por lo menos no su vida familiar, solo había investigado lo suficiente para saber que no lo quería, para saber como huir de él, para saber como no me encontraría.

—Papá pensó huir con esta beta—siguió hablando, ignorando mi sorpresa—la amaba, o al menos, estaba lo más cerca posible de sentir algo genuino por ella. Un día los oí discutir, mamá había dicho que los espíritus le habían mandado aquella débil criatura para pagar por todos sus pecados...yo...yo había pensado en ese momento que se refería a mí, pero más tarde aprendí que papá había pensado en rechazarla, y que eso la había devastado, tú mejor que nadie sabes lo difícil que es esto para los Omegas, y más cuando es un Alpha prestigioso. Papá estuvo a un paso de abandonarnos a todos, de vivir con su nueva amante y su hijo, pero la criatura resultó ser un beta.

Esto era lo más desconcertante de todo.

—Pensé que los alphas solo podían tener hijos alphas u omegas—comenté, manifestando mi sorpresa al fin.

—Yo también—aceptó—según aprendí, es algo muy raro, se ve poco, pero es bastante posible. Lo que pasa es que los Alphas se avergüenzan de haber procreado uno y simplemente no los reconocen, que es exactamente lo que hizo mi papá con Caleb.

Me puse a meditar sobre esto, casi todos los betas que conocía eran huérfanos de padre, curiosamente, o hijos de padre y madre beta.

Quizás la mayoría de ellos creció pensando que su padre había muerto sólo para no tener que vivir con la carga de saber que sus padres los habían abandonado por algo que ellos no podían controlar. Por nacer siendo betas.

¿Tendría yo medios hermanos? Seguramente. Mi padre no había sido ni de lejos el Alpha más dedicado a su matrimonio.

—Cuando me enteré de la existencia de mi medio hermano me obsesionó, lo busqué durante dos años sin éxito alguno. Solo mis padres conocían quien era la beta con la que engendró a su hijo, pero ambos se llevaron el secreto a la tumba—dijo con rencor, aunque luego se animó un poco—pero el destino es increíble, porque el año pasado un nuevo recluta con un parecido increíble a mí se enlistó. No tardé mucho en encajar las piezas, y aunque quería decírselo, aunque quiero...mi tío no me lo permitiría.

—¿Así que no sabe que son hermanos?

Él negó con la cabeza lentamente.

—No—reconoció—habría puesto el orgullo familiar de lado, pero temo...temía que mi tío se encargara de sepultar los "errores" de la familia—hizo las comillas en el aire—me encargué de protejerlo, estaba feliz teniéndolo en la manada. Lejos de mi tío, lejos del peligro...pero él solo cabó su tumba, ahora que literalmente desea morir por ti.

Él sol ya se había ocultado del todo, pero parte del calor del día todavía circulaba por el aire, aún así, me estremecí.

—Lo siento por Caleb—reconocí, a pesar de la historia de Krayev, no me importaba lo que pasara con él, en cambio con el beta si sentía una opresión rara en el pecho, podía empatizar con él, al igual que yo, estábamos condenados a algo que no habíamos elegido—de verdad mi intención siempre ha sido que alguien te asesine, pero por voluntad propia, no porque esté bajo el hechizo de las hormonas.

true alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora