30

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¡No puedo creer que ya llegó al capítulo 30 esta novela, soy la más feliz!
me cuesta mucho mantenerme en los proyectos que empiezo, asi que para mí cada vez que logro llegar a una pequeña meta se siente como algo muy grande🥺. Muchas gracias por acompañarme en esto, todavía quedan caps pero 30 es todo un logro.

Jace no respondió mi pregunta.
Solo se pasó una mano por los cabellos y salió de la habitación.

—¡Krayev!...Jace, espera—pedí, corriendo tras él—¿Quiénes son? ¿debo prepararme para pelear? Claire y mamá...

—Tranquila, no habrá peleas. Espero—dijo para tranquilizarme, pero podía notar la preocupación en su voz todavía—es mi manada.

Me quedé de piedra en la escalera por un segundo. ¿Su manada? ¿Entonces por qué estaba tan nervioso? ¿Por qué esperaba que no hubiese pelea?

Estaba a punto de formular todas esas preguntas en voz alta cuando la realidad me golpeó. Estaba nervioso por mí.

No sabía como iban a recibirme, o quizás, tan solo quizás se avergonzaba de tener que estar conmigo, no era una mujer con muy buena fama y...

Sacudí esos pensamientos de mi cabeza, hasta ahora Krayev nunca me había dado razón para pensar que me veía así.

—Será mejor que me esperes en la biblioteca—me pidió en cuanto llegamos a la planta baja—déjame hablar antes con ellos.

Todo de mi quería replicar, pedirle que no me dejara fuera de esto, que no me relegara a ser la omega que espera, que no puede hablar de asuntos importantes, pero decidí confiar en él y le hice caso.

Aún así, sentí un peso en el estómago.

No se cuanto tiempo estuve sentada sola en la biblioteca, con un libro sobre mi regazo del que no había leído una sola palabra, mordiéndome las uñas, pero para cuando Krayev finalmente se asomó por la puerta, ya se me había acalambrado una pierna.

—¿Y?—inquirí, poniéndome de pie apenas lo vi.

—Será mejor que vengas—me indicó. Su voz como un hilillo y el rostro pálido.

No le pregunté que pasaba y tan solo asentí, siguiéndole.

Mientras nos dirigíamos a la cocina podía sentir el corazón en la garganta. Hacía tanto que no hablaba con alguien como yo, fuera del selecto grupo que conocía mi situación, ¿Qué pensarían de mí? ¿Eran realmente de confianza? Jace confiaba en ellos, pero yo no les conocía de nada...

Siento que me habría quedado todo el día dándole vueltas en mi cabeza sino fuera porque de pronto estuvieron frente a mí, luciendo tan fuera de lugar en la cocina y aún así muy cómodos.

La manada era más pequeña de lo que había imaginado, frente a mi se encontraban las cuatro personas más desentonantes que había visto jamás.

El primero en saltar a la vista era un hombre muy alto, mucho más que Jace y él ya era como una torre, de aspecto perezoso y aburrido, pero tenía unos ojos grises que denotaban inteligencia y vivacidad. Era mayor que los demás, eso se notaba.

Luego la mujer parada frente a él, con el cabello rubio tan brillante como el sol y un rostro tan perfecto que habría podido competir con el de cualquier omega. Pero si bien su rostro y cuerpo intimidaban sus ojos cafés y la sonrisa cálida que me dedicaba en ese momento contaban otra historia.

Los dos más alejados de nosotros eran evidentemente familia, lo habría sabido incluso sino tuvieran ambos el mismo cabello castaño y los ojos verde azulado, la forma en la que se sentaban totalmente rectos y mirándome con abierta hostilidad también los delataba.

Respiré profundo y cuadré los hombros. Bien, si así iba a ser.

—Esta es Hazel Leanna—me presentó Jace en tono solemne y no pude evitar sentir un cosquilleo al oír el orgullo en sus palabras—mi Omega. Su omega.

Tanto el hombre mayor como la mujer rubia sonrieron pero los otros dos pusieron mala cara.

—Hola, señora Krayev—saludó la rubia con emoción, dando un paso al frente—soy Wen, y este es Arran. Un gusto conocerte, bienvenida la familia.

No pude evitar la sonrisa que se extendió por mi rostro, era tonto, pero, me gustaba que me recibiera de aquella manera. Además tenía una calidez en su voz que podría alegrar a cualquiera.

El hombre, Arran, no dijo nada más pero su sonrisa también fue sincera.

—Muchas gracias—respondí—por favor llámenme Hazel, siento raro cuando se dirigen a mi tan formal.

—Entonces un placer, Hazel—dijo ofreciéndome una mano, pero cuando la acepté tiró de mi y me envolvió en un abrazo—te ha esperado mucho, por favor, hazlo muy feliz.

Lo último lo había dicho en un susurro, pero me sorprendió tanto que no pude evitar dirigir mi mirada a Jace, quién en cambio estaba mirando a los dos hermanos, bueno...estaba mirando más que nada a la mujer.

—Estos son Liam y Leah—los presentó Jace tras un rato, al parecer dándose por vencido.

Aquel nombre me sonaba un poco, pero tampoco tuve que buscar mucho en mi memoria, era obvio por la forma en la que lo veía y por lo dijo a continuación.

—No creas que recibiré con brazos abiertos a la idiota que rechazó a nuestro Alpha y hechizó a Caleb—escupió—si los otros pueden jugar a la casita contigo no me importa, no pienso fingir que las putas descerebradas como tú no causan más que problemas.

Por el rabillo del ojo pude ver como Jace se preparaba para hablarle, pero preferí intervenir. La verdad es que este era el tipo de reacción que había esperado, y estaba lista para ella, una vida de palabras peores provenientes de mis propios padres me había hecho lo suficientemente fuerte como para soportar el veneno de los celos.

—Me parece excelente—dije sencillamente encogiéndome de hombros—no regresé aquí para recibir un abrazo de nadie, y se perfectamente lo que hice y lo que debo hacer a continuación para enmendarlo. Vine aquí por mí y hermana y por Caleb...Y pienso quedarme aquí por ellos, y mi Alpha. No me importa si no te caigo bien, pero si te importa Krayev como veo que te importa, al menos podrás mantener tus emociones a raya mientras hagamos cosas importantes.

Leah se había puesto roja hasta las orejas, y seguro me habría arrancado la cabeza de no ser porque Liam la agarró del brazo.

Pobre, debía ser duro que nada más y nada menos que una Omega te respondiera, pero no me importaba. Era obvio que había estado con Krayev y que eso iba a hacer que yo nunca le agradara, pero no iba a dejar que me pisoteara. Mejor pararlo ahora.

—Hazel tiene razón—apuntó Jace, apenas conteniendo una sonrisa de orgullo cuando miró en mi dirección—Hazel está aquí para resolver muchas cosas, no hay tiempo para disputas estupidas, mucho menos con la reciente noticia.

—¿Cual noticia?—pregunté de inmediato, sintiéndome tensa de nuevo.

Jace respiró profundo antes de mirarme fijamente.

—Es por eso que te llamé aquí—explicó—mi hermano mayor se ha enterado que estás aquí, y viene a vernos.

true alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora