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NO RECORDABA EXACTAMENTE QUE HABÍA SOÑADO, PERO SABÍA QUE ERA CON ÉL.


Sus ojos rojos me habían perseguido en sueños, su voz había resonado en mis oídos. El sueño me quería decir algo, me estaba advirtiendo que esos ojos me perseguirían de ahora en adelante, que las palabras que salieran de su boca serían todas mis verdades y yo simplemente no podría hacer nada.

Me desperté sintiendo los rayos de luz solar calentándome el rostro. Había sudado un poco mientras dormía, y estaba incomoda por la tierra debajo de mi y el brazo que me rodeaba la cintura...

el brazo que me rodeaba la cintura...

—¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!—grité, levantándome con rapidez y apartándolo de un golpe.

Krayev se puso alerta en cuestión de segundos, rodó sobre sí mismo y se puso en pie, mirando a todos lados, alterado, pero al ver que el epicentro del alboroto era solo yo, se quedó tranquilo, aunque frunció el ceño.

—¿Ahora qué Hazel Leanna?—preguntó harto—¿Por qué gritas en esta tranquila mañana?

¿ESTABA BROMEANDO?

—¡Te acercaste a mí mientras dormíamos!—lo acusé, mirándolo mal.

—¿Y?

—¿CÓMO QUE Y?—espeté, demasiado enojada para verlo  con claridad—no recuerdo haberte invitado a dormir conmigo.

Él puso los ojos en blanco. Por supuesto, como Alpha, seguro le valdría una verga mis invitaciones.

Todo era su voluntad. Lo que había dicho ayer no importaba, era una de las tantas mentiras que tejían.

—Sí que me llamaste—señaló mientras recogía nuestras cosas, su voz denotaba su enojo—mientras dormías decías mi nombre una y otra vez, ¿Qué se supone que hiciera?

—¡¿NEGARTE?! ¡¿QUEDARTE EN TU LUGAR?!—espeté—¡ESTABA DORMIDA, SABES MUY BIEN QUE NO TE QUERRÍA JUNTO A MI EN TODAS MIS FACULTADES!

Esto pareció finalmente poder con él, la ira lo superó y tiró todas las cosas que había recogido de nuevo al suelo.

Cruzó la distancia que nos separaba en dos zancadas y me tomó entre sus brazos.

Solo pude soltar una exclamación ahogada mientras nuestros cuerpos entraban en contacto, me sentí en llamas de inmediato.

Mis pechos parecían pedir a gritos que quitara estas estúpidas barreras de tela que nos separaban, parecían pedir que las tocara, que las besara...

La parte más intima de mi no estaba mucho mejor. Lo quería, lo quería con violencia, ahora. Ya.

Y él me quería.

Podía sentirlo en lo duro que estaba, en la forma en la que los músculos de sus brazos se tensaban a mi alrededor, lo sentía en su mirada ardiente, pero sobre todo lo sentía dentro de mí, en nuestro lazo.

Sabía que las ganas lo estaban sofocando. Quería lanzarme al suelo y tomarme ahí mismo, estar dentro de mi hasta llenarme por completo, y hacérmelo de tal manera que la única palabra inteligible que pudiera pronunciar fuera su nombre.

true alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora