CAPÍTULOI 28.

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Mi corazón empieza a palpitar con demasiada fuerza, me siento tensa y mi boca se seca sin saber bien cómo reaccionar a esto.

Quiero que me explique, que me cuente la verdad, cual sea que resulte ser.

Pero una parte de mi cerebro, la racional, me repite que este ser no ha sido bueno conmigo y que desconfié, que huya de ahí lo antes posible.

Mis ojos lo miran con duda, con una consternación inmensa.

Él firma en un papel y cierra la carpetita de cuero en la que venía la cuenta.

Me mira y yo veo a mí alrededor.

Entonces, si parte d mi cerebro sabe que probablemente no sea una buena idea, ¿por qué sigo esperándolo?

¿Por qué sigue la curiosidad dominando a mi parte lógica?

Él hace un ademan con su mano para que camine enfrente de él.

Mis pies empiezan a caminar llevándome por entre las mesas hasta llegar al arco y cruzar a la otra sala.

Lo siento a mi espalda, no demasiado lejos de mí.

Mi cuerpo intenta caminar derecho, estando recta y aunque parezca que lo hago, por dentro siento que camino como un pato recién nacido, con el cuerpo entumido y encorvado.

Una sensación horrorosa.

¿Es vergüenza?

Entonces mis pasos me llevaron a la recepción, entrego mi papel para que entreguen mi saco.

Lo traen de inmediato y cuando lo voy a tomar unas manos grandes lo aferran.

Veo hacia ese lugar y me encuentro a Vosk con el ceño fruncido extendiendo el saco.

Me mira y entiendo de inmediato.

Me lo va a poner.

Me muerdo el labio inferior con las mejillas más rojas que las cerezas.

Me giro y paso un brazo por la tela y luego el otro.

Pasa sus manos por mis hombros extendiendo la tela dejándola lisa y calentándola a su paso.

-Gracias-murmuro y lo veo por encima de mi hombro y él asiente.

-Espera aquí dentro, iré a pedir el auto-se aleja y mientras tanto yo lo observo caminar entre los demás que entran.

Resalta entre todos aquellos.

Su espalda grande y fuerte, su pelo perfectamente cortado y peinado, su estatura es ridículamente impresionante y si le ponemos como se ve en traje, es inevitable no verlo.

Y se los digo porque capte una que otra mirada de algunas mujeres, incluso de algunas que iban acompañadas, que lo miraban con ojitos dulzones.

Me cubro más con el saco abrazándome, intentando protegerme.

Lo veo caminar hacia mí y si de espaldas se veía tremendamente bien, de regreso parase incluso peligroso, demasiado, con sus hombros anchos y su mandíbula marcada y el rostro duro con aquellos ojos grises que lo ven todo pero no expresan nada.

-Vamos-su tremenda voz sigue sorprendiéndome

Hace el mismo gesto para que camine enfrente de él.

Mis pies se mueven sin mucho esfuerzo y salgo del restaurante, notando como la nieve ha caído con demasiada fuerza y lo sigue haciendo, el viento sopla fuerte y veo como la gente que llega camina con rapidez al interior del lugar para refugiarse.

ENTRE SANGRE Y TINTA (TERMINADA) √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora