-Haler-dicen a mi espalda.
Giro sobre mis pies y me encuentro con el rostro de Vosk.
-Hola-le sonrío y él mira a mi espalda y yo sigo su mirada viendo a dos enfermeras viéndonos con interés, bueno, más a él que a mí si somos honestos.
-Acompáñame-me pide llamando de nuevo mi atención.
Lo miro y asiento.
Los dos nos alejamos de ahí con paso tranquilo.
Llama a uno de los tantos elevadores que hay en este hospital y esperamos a que este llegue.
-¿Qué tal el caso con la doctora Bekler?-intento sacar conversación ya que parece algo tenso.
-Todo salió bien, gracias por preguntar-no me acostumbro del todo a su amabilidad, pero me gusta, mucho.
Las puertas se abren y los dos subimos.
Él pulsa el botón del último piso y sé que vamos a su oficina, no sé porque ir ahí me pone tan nerviosa.
Lo miro y él ve las puertas del elevador.
-¿Sucede algo malo?-le pregunto al verlo tan tenso.
Niega con la cabeza.
Suspiro con frustración.
-Creí que habíamos progresado con esto-digo negando con la cabeza.
-Lo hicimos-afirma y yo lo miro incrédula.
-¿En serio?, ¿de verdad crees que hemos hecho un progreso?-le pregunto alzando una ceja.
No me mira.
-Ni siquiera me miras-ruedo los ojos y me cruzo de brazos.
No dice nada, los dos subimos en silencio y una extraña sensación se instala en mi pecho, lo miro y parece...nervioso.
No digo nada, espero que él pueda contarme lo que sucede.
Las puertas del elevador se abren y Vosk espera a que yo baje primero, camino hacia su oficina con él detrás de mí.
Me paro frente a su puerta y veo su placa.
Dr.Vosk, jefe de Trauma
Esta brilla con la luz.
Él pone su huella y la puerta se abre con un clic.
Me deja pasar primero y mi corazón retumba en mi pecho al recordar las veces que he estado aquí.
-Por favor, toma asiento-me pide y lo miro quitarse la bata y colgarla en un perchero a la entrada.
Su camisa es azul oscuro resaltando sus ojos y su cabello negro.
Veo las sillas de curo y camino hacia ellas y me siento cruzando las piernas.
-¿Quieres algo de tomar?-me pregunta yendo a la licorera.
-¿Tienes agua?-le pregunto y él asiente.
Se sirve un poco de alguna bebida oscura, casi ámbar.
-Gracias-le digo cuando deja un vaso con agua enfrente de mí.
Se sienta en la silla y me mira con el vaso en la mano.
Su mirada no se despega de mí y siento que mis mejillas se ponen rojas bajo su exhaustivo escrutinio.
Lo miro con curiosidad.
-No soy bueno para ti-sus palabras no me sorprenden pero si se quedan rodando en mi cabeza.
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ENTRE SANGRE Y TINTA (TERMINADA) √
Novela Juvenil-¿Qué...que quiere hablar conmigo? Se gira hacia mí mirándome con intensidad, una intensidad que me asusta porque parece mala, parece odio. -No quiero que sigas huyendo de mí. Jamás me había sentido tan pequeña al lado de alguien. -No quiero que sal...