CAPÍTULO 4.

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-Deja de reírte-golpeo su hombro con una sonrisa divertida.

-No...solo...

Vuelve a reír tan intenso que me contagia.

-Tayler, hablo en serio, me siento agotada-digo poniendo mi mejilla contra la isla de mármol frio.

-Ni que lo jures, después de todo lo que has pasado, yo estaría igual-dice acariciando mi espalda.

-Te dije que vendría algo interesante-murmuro y él vuelve a reír.

-Vaya que interesante, ¿he?-dice mirándome con esa sonrisa perfecta.

-Bueno-golpeo la mesa con mis manos impulsándome para levantarme.

-Me voy a bañar-digo viendo mi ropa sucia.

-Es lo mejor-asiente y camino arrastrando los pies.

-¡Camina bien, aun no eres vieja!-grita y viene tras de mí.

-¡Cállate! Tú no vagaste por un hospital todo el día y sin comida dentro de tu sistema-gruño y él ríe.

-¡Pero ya te alimente!-dice y yo me freno y lo miro con los ojos entrecerrados.

-En serio, ¿quieres meterte conmigo en estos momentos?

Me mira de arriba abajo y niega.

-Eso pensé-continúo mi camino arrastrando los pies.

-Te adaptaras-murmura y me adelanta para prender la ducha.

Es el mejor, ¿a qué si?

-Tendré que-entro en mi baño y él checa la temperatura.

-Relájate y duerme, ¿mañana a qué hora tienes que estar en el hospital?-pregunta secando sus manos con una toalla mientras yo deshago mi coleta dejando caer mi melena china.

-Creo que a las siete de la mañana, mis horarios serán variados, quizá y unos días no venga a dormir para capturar al hospital de noche-digo masajeando mi cuero cabelludo.

-Te compadezco-toca mi hombro y me ve por él espejo-.La verdad es que no, estas rodeada, por lo que me contaste, de pura guapura.

-Ni una palabra más, Tayler-lo acuso entrecerrando los ojos haciéndolo reír y sale del baño.

-¡Es la verdad!-grita y yo ruedo los ojos.

Me quito toda la ropa y me dejo hacer por las gotas calientes que resbalan por mi cuerpo.

Cierro los ojos y dejo que mis músculos se relajen y suspiro.

Me quedo ahí por un momento, sin moverme, disfrutando hasta que unos ojos grises se aparecen en mi mente.

Abro los ojos rápidamente con el corazón acelerado y sacudo la cabeza intentando borrar aquel extraño momento.

Veo el baño, es pequeño pero lindo, una regadera con puertas de cristal, un inodoro y un lavamanos con espejo.

Lo necesario.

Me ducho y salgo envuelta en un albornoz.

Veo el reloj de mi mesita de noche.

Nueve diez de la noche.

Tomo la ropa sucia y la llevo a la lavadora, esperando que la sangre salga sin ningún problema, regreso a mi habitación y me acuesto en mi cama sintiendo como mi cuerpo lo agradece.

Prendo la tele y me meto en Netflix vago un rato hasta que decido poner la serie de designairor soviver en el capítulo 4 de la temporada 2 en el que me quede.

ENTRE SANGRE Y TINTA (TERMINADA) √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora