CAPÍTULO 40

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Siento como mi cuerpo está completamente relajado, me muevo un poco y siento las suaves sabanas contra mi piel.

Abro los ojos lentamente y me encuentro con el sol entrando con fuerza por los ventanales.

Me siento en la cama aferrando la sabana a mi cuerpo con mi mano y veo a mi lado.

No hay nada, este vacío.

Me levanto envolviéndome en la sabana y me paro frente al ventanal, apreciando las vistas que anoche no fueron tan claras.

Veo al fondo unas montañas cubiertas de nieve y muchos árboles rodeando el lugar, llenos de escarcha blanca, el cielo algo grisáceo y el sol intentando entrar con fuerza a través de él.

-Buenos días-dicen en mi oído y siento sus brazos envolverme desde atrás.

Recargo mi cabeza en su pecho y huelo el jabón y su loción en el aire, me envuelve con fuerza.

Acaba de bañarse.

Veo sus brazos y estos están envueltos en una camisa blanca, lo sabía.

-¿Qué hora es?-pregunto frunciendo el ceño y él levanta su mano izquierda y ve su reloj.

-Las ocho y doce de la mañana-dice y yo abro los ojos con sorpresa.

-Es tu día libre y el mío también-dice Vosk rápidamente cuando nota que me tenso en sus brazos.

Me rio y niego con la cabeza.

-Eso pasa cuando no tienes un día de descanso fijo-le digo con diversión.

Me giro en sus brazos y lo veo a los ojos.

Claros, tan claros que me calman.

-Buenos días-le sonrió y él levanta una ceja y niega.

-No, no lo son-ahora soy yo quien levanta una ceja.

-¿Ah, no?-le pregunto y juego con el cuello de su camisa.

-No-dice y me besa.

Sus labios están fríos por el agua de la ducha y refrescan los míos.

Me aferro a su cuello y el me abraza con fuerza por la cintura.

No creo poder abrazarlo de otra manera que no sea esta, es demasiado grande.

Me separo y juego con un mechón de pelo mojado que cae por su frente.

-Ahora si son buenos días, ¿qué quieres hacer hoy?-me pregunta y yo veo al techo pensando.

-No tengo la menor idea, ¿tienes opciones?-pregunto y él besa mi nariz.

Me gusta esta parte tierna de él, es refrescante y pasmante a partes iguales, no sé cómo reaccionar cuando hace estas cosas.

-Por ahora, ¿qué te parece si desayunamos?-pregunta y yo asiento entusiasmada.

-Muero de hambre, pero me gustaría bañarme antes-le pido y él me mira de arriba hacia abajo y veo como traga con fuerza.

-Por mi podrías estar así todo el día.

Me aprieta más hacia él y una sonrisa juguetona provoca ese hoyuelo que me encanta.

-Si me hubieras despertado, créeme, la hubiéramos pasado muy bien-le susurro también juguetona.

Me separo de él y camino hacia la ducha.

-No me tientes, Haler-su voz me hace estremecer.

Miro sobre mi hombro y lo veo mirarme con el ceño fruncido.

ENTRE SANGRE Y TINTA (TERMINADA) √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora