CAPÍTULO29

5.1K 353 119
                                    

Su mirada es seria, imponente e incluso podría decir que algo fría.

Severo, como un rey en su trono, uno cruel.

Su mandíbula perfectamente dura y marcada, sin rastro de vello facial, todo en él es pulcro y alineado.

Controlado.

-¿Por qué te fuiste?-pregunta y su voz se queda más tiempo del esperado en el aire.

Como si el aire estuviera disfrutándolo, reteniéndolo el mayor tiempo posible.

-Anne me necesitaba-intento que suene tranquilo pero parece más como si estuviera declarando algún delito.

Un delito que me ha traído hasta aquí.

-¿Dudaste?-pregunta mirándome, no hay ni una sola pizca de vacilación y yo frunzo el ceño confundida por aquella pregunta.

-¿Dudar que?-lo miro ladeando solo un poco la cabeza, su mirada me cohíbe, entonces intentando sobrevivir lo más posible, desvió mi mirada al fuego.

-¿Dudaste el irte?-su voz es un tornado en mis oídos, fuerte y arrasador.

-¿Importa?-pregunto casi en un susurro, observando como la llama se balancea de un lado a otro, viendo como el fuego resplandece.

-Sí, así sabré si vale la pena tener la conversación que nos ha traído hasta aquí-asevera y yo lo miro con rapidez.

-¿Entonces si doy una respuesta que no le guste todo se acaba?-pregunto agarrando solo un poco de valor, solo un poco y es valor de rabia, uno peligroso.

Me mira y yo bufo bajito sabiendo que no me va a contestar.

Considero solo un segundo mi respuesta pero al final me decanto por la verdad.

-Sí, lo dude-afirmo y me muerdo el interior de la mejilla, nerviosa.

-¿Por qué?-pregunta frunciendo solo un poco las cejas, se inclina más hacia mí, los dos rasgos derrochando interés.

Lo miro y luego a mis manos.

-¿Vamos a hablar de lo que hemos venido a hablar o va a seguir interrogándome sobre si dudo o no de mis decisiones?-cuestiono y lo miro con algo de molestia, fastidiada.

-Tiene una habitación en la parte de arriba, es al único lugar al que puede ir y no es porque la retenga aquí, la tormenta lo hace-aclara sin desvía un segundo la mirada de mí, n siquiera para observar o verificar su afirmación sobre él clima y lo peor es que se reclina en el sillón de una manera...confiada.

Con seguridad y control.

La desesperación y ansiedad empiezan a abordarme, la frustración atrae emociones peligrosas.

Entonces estoy tentada a subir a aquella dicha habitación y encerrarme e irme por la mañana.

Pero, ¿que ganaría con todo aquello?

Simplemente me vería inmadura y con severos problemas de control.

Y la realidad es que quiero saber todo lo que tenga por decir, por explicar.

Huir no es una opción, no con él.

Lo miro y él me observa, me analiza, cada reacción, cada gesto, todo y ahora me doy cuenta que lo ha hecho siempre.

-Lo dude porque no sabía si tendría otra oportunidad.

No me avergüenzo al decirlo, lo miro y él asiente y vuelve a poner sus codos sobre sus rodillas.

-Aceptaste porque eres demasiado curiosa para tu propio bien-afirma, no lo duda y aquella seguridad provoca un escalofrió que me recorre entera.

No contesto, no se hacerlo, este ser hace que todas mis respuestas buenas, y quizá algo sarcásticas, se escapen de mi cabeza y que las palabras atontadas aparezcan en respuesta.

ENTRE SANGRE Y TINTA (TERMINADA) √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora