CAPÍTULO 14.

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Me estoy subiendo la manga de la bata hasta el codo por millonésima vez.

-Esto es imposible-gruño cuando al bajar el brazo esta vuelve a desdoblarse.

-¿Está jugando al médico Iza?-pregunta David con diversión tiñendo su voz, llegando a mi lado con un café en la mano.

Lo miro mal y niego con la cabeza.

-No, para nada.

Veo como todos los que pasan a nuestro lado me miran sorprendidos.

-Solo es una bata-gruño bajito y David asiente.

-Quizá y solo te miran por tu intento de ser doctora.

Me giro por completo a él cruzándome de brazos.

Me mira con una sonrisa levándose su café a sus labios pero por un segundo sus ojos van al bordado de la bata y se empieza a ahogar.

Ya se le está haciendo costumbre.

-¿De...de donde sacaste la bata?-dice tosiendo señalando el nombre del doctor Vosk.

Ruedo los ojos.

-Me la dio él-digo encogiéndome de hombros pero aquí mi amigo piensa hacer de eso un gran espectáculo.

-Estas bromeando conmigo, ¿cierto?-dice tomando mi codo haciendo que camine, mira a nuestro alrededor como todos me miran con sorpresa.

-No-niego y me suelto de su agarre y mi amigo se pone frente a mí.

-¡Por eso te miran raro Iza!-grita en un susurro.

Yo frunzo el ceño.

-¿Por una bata que no es mía?-digo incrédula y él suspira.

-No tonta, porque esa bata es del doctor Vosk-dice y yo lo miro sin entender.

-Solo me presto una bata, no entiendo porque hacer tano alboroto por ello.

Él mira al cielo como si pidiera paciencia.

-Nunca, nunca, el doctor Vosk le ha prestado su bata a nadie-dice y yo trago saliva empezando a comprender sus palabras.

-De que estas hablando, lo hizo porque estaba llena de vomito que uno de sus pacientes me tiro encima, solo fue raramente amable-intento encontrarle una buena explicación y que sus palabras cambien al sentido opuesto de lo que quiere decir.

-Iza, créeme, muchas personas han tenido que lidiar con peores cosas que el vómito y no, no les ha prestado su bata para que anden por el hospital-dice y yo empiezo a jugar con mi reloj nerviosa.

-Debe de haber alguna vez, quizá y tú no estabas presente, no tiene nada de especial-digo poniéndome un mechón de pelo detrás de la oreja y él me mira alzando las cejas, incrédulo.

-Déjalo estar David-gruño y él asiente.

-Solo digo la verdad-se encoge de hombros y yo lo miro mal.

Y a partir de ese momento no puedo evitar sentirme incomoda cada vez que paso al lado de alguien y abra los ojos sorprendido.

¿Es eso lo que buscaba el doctor Vosk al darme su bata?

¿Qué me sintiera incomoda?

¡No lo dudo!

Y yo que creía que tenía buenas intenciones y solo lo hace para fastidiarme.

Veo como todos cuchichean mirándome de reojo.

Camino y empujo la puerta de las escaleras huyendo de todos aquellos murmuros.

ENTRE SANGRE Y TINTA (TERMINADA) √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora