Capítulo 5: Hilos viejos

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—¿Qué noticia debo saber?

—¡Tu carta llegó y también una recomendación!, las traje conmigo para que las leas— Anunciando esto Zita le entregó el sobre de papel y volvió a entrar a la tienda para continuar su trabajo de modo que pudiera irse tranquilamente a la escuela más tarde, sabiendo que no dejaba pendiente alguno para la modista.

Alzó la mirada con inseguridad, no quería abrirlo ahí; no sabía a ciencia cierta lo que contenía ese sobre y quedar expuesta frente a ellos era lo que menos quería. Los dos chicos parecieron entender y se retiraron, una vez estuvo a solas con la anciana sacó por fin los documentos. Venía su carta de acreditación y una de recomendación a su nombre, todo en orden. Menos un documento sellado por el juez local... una acusación de la que solamente podía zafarse con multa o un trabajo sucio. Todos los documentos quedaban de lado con ese que tenía en la mano. Entonces la anciana le extendió otro documento que avalaba dicha multa como "cubierta", Azura alzó la mirada. No hacían falta palabras, ella estiró la mano para tomar la nota.

—Deberías dejar de cazar y aprender un oficio de provecho o casarte señorita, le traes muchos problemas a tus padres y a tu hermana, más que ser su protectora pareces ser tú la que necesita protección. ¿Aún sabiendo esto quieres ser la cabeza de tu familia?

—Lo lamento profundamente madame

—Uno de mis clientes me contó lo sucedido con esa vieja, por eso te ayudé. Pero no esperes más de mi parte, lastimar a la acompañante de la chica Lorca no fue la mejor decisión que has tomado Marcheise. Agradécele adecuadamente a quien haya disminuido la multa, yo solamente la pague

—Sí, le agradezco su ayuda madame

Le molestaba esa mujer, pero no iba a ser malagradecida por el favor, en esa ocasión más le valía fingir algo de arrepentimiento y obediencia. Se retiró educadamente en dirección a donde suponía estaban los otros dos; revisando los documentos pudo notar que la carta de recomendación la ponía como "Suficientemente apta para ser ayudante de bibliotecario" ¿Ayudante? estuvo a punto de romperla con toda esa impotencia que sentía. ¿Tanto se había esforzado por tan poco? Tal vez sus calificaciones no eran las mejores ni tenía el mejor comportamiento pero con todos los créditos obtenidos anteriormente debería ser suficiente para tener recomendación para alguna botica de clase baja en la capital del estado.

—¡Azura! ¿Te ha llegado la carta?— Preguntó el pelirrojo con una sonrisa en el rostro.

Ocultando su evidente enojo agradeció con un fuerte abrazo la acción, Damian solo la miró de reojo. No habría podido ser él quien pidiera la reducción en la multa pues no estaban en el pueblo, así que no había nada para agradecer.

—Bien, para celebrar que esta semana no hay escuela para Alexei y que te acabas de graduar yo invito el desayuno

Declaró el muchacho con cansancio, Alexei alegó que él ya había desayunado. Damián respondió que los acompañara con un té. El reloj ya marcaba la media ¿Cuánto tiempo habían perdido? Azura se rehusó a aceptar la invitación sin importar lo hambrienta que estaba, necesitaba llegar a casa con los medicamentos. Damian se puso en una actitud furibunda y prácticamente los obligó a comer un bollo con él. Ante la insistencia del mayor terminaron por acceder y empezaron a caminar en dirección a la panadería.

—¿Saben? Un día después de que se fueron llegó un cuenta cuentos. Creo que era un magii

—¿Un magii? Zanahoria, eso es imposible. Los magii siempre andan en familia, además nunca se aparecen por aquí, a excepción de la señora Jaya ningún sujeto así andaría solo, además ellos tienen prohibido pasar al sur— Recriminó Damian.

La sombra de las aves. El fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora