Capítulo 12: El legado del cazador.

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—Los engranes tienen algunas instrucciones pequeñas, la letra es ex... No sabes leer— Advirtió la joven.

Al inicio se sintió humillado ante la afirmación, sin embargo esa persona tenía la obvia razón, desvió la mirada y sacó las marionetas, la expresión de la mujer seguía sin cambiar. Parecía fascinada con las marionetas, figuras finamente talladas en madera sin rostro, solo maniquíes atados por las extremidades. Sin embargo parecían hipnotizar a esa persona, no soportó más la mirada, terminó sus preparaciones, abrió por completo la caja, ajustó en tripie y dispuso de sus mejores trucos, Azura se apartó discretamente del lugar y se escondió entre las sombras para no asustar a nadie.

Probablemente esa noche moriría o arrastraría la vida de algunos, arrastrando innumerables arrepentimientos, sin embargo si le preguntaban en ese momento sobre ello, diría que le hubiera gustado pelear una vez más con Damian; no cómo rivales, más bien como aliados, pelear hombro a hombro una última vez. Ese era un buen y factible último deseo.

Kavi tomó algunos pájaros de papel atados a un hilo y los amarró a su mano como si de más títeres se tratase, las figuras formadas de papel blanco eran apenas del tamaño de su dedo índice, así que debían estar en multitud para ser bien visibles, también podías compararlas con un cometa. Las últimas personas presentes cerca, desde sus escondites, empezaron a pensar en que de haber viento sería un hermoso y magnífico espectáculo.

Un canto suave e inentendible fue poco a poco inundando la plaza como agua clara en medio de la sequía, nadie entendía el lenguaje en el que cantaba, sin embargo tenían la suave sensación de haberlo escuchado antes, en un placentero sueño o en un amoroso murmullo. Sólo los cultos y los cercanos al muchacho habrían adivinado que se trataba de una variación única del áurico, era un dialecto exclusivo de los magii y su interpretación variaba de familia a familia, así que sólo podrían hacerse parciales traducciones de lo que decía la canción, aunque nadie de los presentes tenía un oído tan fino para entender cada palabra, el muchacho lo sabía así que sin más tardanzas hizo uso de los limitados poderes que le habían conferido su sangre magii, invocando un suave viento para elevar sus aves y colar su voz por todos lados.

La dulce voz del chico hipnotizaba a todos, entonces suaves caricias pasaron por sus cabellos, lo abrazaron con ternura, besando sus mejillas y cuando querían que sellara sus labios, él manifestó su deseo a forma de verso "Lleva este canto hasta el balcón, ahora sueña con un mundo mejor" Y esos seres le obedecieron, tomaron cada nota, cada letra, cada ave de papel y la transformaron en sueños suaves que despertaban a quien quisieran, lo alertaban y lo guiaban hasta quien tensaba las cuerdas en su garganta. Al terminar la canción había ya varias personas en las calles buscando su voz. El siguiente debía ser un gran truco para impresionar a todos y hacerlos sentir que realmente tendría poder sobre el perro.

Al inicio creía que nadie saldría de la seguridad que equivaldría su escondite, sin embargo cuando vieron volar las figuras muchos niños salieron a ver lo que sucedía, al inicio sólo fueron unos cuantos, sin embargo poco a poco las personas se iban aglomerando en la plaza como abejas a la colmena. Se quedó petrificada, el manejo magistral de los hilos por parte del chico hacían parecer que las avecillas realmente volaban sobre las cabezas de los espectadores. Cuando la canción terminó había por lo menos veinte personas afuera y otras tantas asomándose por los balcones.

El control de los hilos era algo fácil, había aprendido a manipular los personajes a su voluntad, había pasado años memorizando los hilos que tiran de cada extremidad, después de tantos espectáculos podía interactuar con el público para formar una nueva historia, sumergirlos en un mundo que no era Arghartha, hacerles creer que ese mundo no era el suyo, que podían creer en la magia y eran capaces de ser felices y sonreír, incluso entre esas cadenas que los ataban a un lugar cruel. Cuando terminó el cuento de las aves todos aplaudieron más y más, los había alcanzado sin embargo aún no eran suficientes. El perro no se atrevería a atacar si estaba rodeado de gente, o eso esperaba.

La sombra de las aves. El fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora