Capítulo 9: Ingenuidad peligrosa

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—Acércate a las llamas, espero que esto lo tomes con la mayor seriedad posible. El comportamiento de Azura ciertamente es inaceptable para un líder pero estoy reacio a entregarte el título, siendo totalmente sincero preferiría que la familia pereciera a que tu fueras el líder. Sin embargo eres reconocido como el hijo de mi hermano, por lo tanto y según los votantes podrías ser mi sucesor, lo que me lleva a lo siguiente; si Azura resulta marcada por una fuerza mayor a la de nosotros antes del amanecer de su próximo cumpleaños ella será mi indiscutible heredera, de no ser así tú y ella competirán por el título hasta el día de mi dimisión o de mi muerte ¿Entiendes?

Dave se quedó mudo, quería responderle que renunciaba al apellido pero ahora se encontraba contra la pared, su padre lo había educado bien y lo había criado con amor, él no aceptaba que quisiera renunciar al apellido pero sabía que lo apoyaría fuese cual fuese su elección.

Pero esa responsabilidad era un honor que quería conseguir para cambiar muchas cosas en esa familia, en la que las emociones positivas estaban prácticamente prohibidas. Bajando la cabeza aceptó la oferta, Adole solo le dijo"Sabía que eras inteligente", ese hombre era detestable, siempre con una fachada de amabilidad y seriedad que escondía un tirano que no se tentaba el corazón para mandar a las personas.

Kavi estaba sentado junto al herido, los demás ya estaban dormidos, se quitó el pañuelo de la muñeca, verificó que todos estuvieran con los ojos cerrados y tocó gentilmente la mano del muchacho, no podía hacer mucho, no era realmente efectivo, pero podría reducir el dolor un poco. Un tenue brillo apareció en la palma de Kavi, esos poderes curativos eran inútiles en sí mismo, tampoco eran efectivos totalmente en otros, pero podrían disminuir el dolor hasta cierto punto. Pronto se sintió muy cansado y cayó dormido.

Azura llegó a casa totalmente empapada, al abrir la puerta su madre se quedó paralizada. Luego corrió a abrazarla, Azura le respondió el abrazo brevemente, fue a la habitación y dejó en el piso toda la ropa mojada, se cambió a su camisón y regresó con su madre con la ropa del chico entre las manos.

—Cariño... ¿Qué le pasó a tu vestido? Bueno, el vestido no importa ¿Qué te pasó a ti mi cielo? Estás muy herida, hasta el labio roto tienes, ay mi niña. Voy a poner a hervir agua y te curo las heridas

En el trayecto se había quitado las vendas y la gasa para no ser descubierta pero ahora se sentía peor por hacer sentir mal a su madre, después de ser curada y vendada con el más puro amor maternal decidió irse a dormir, no sin antes tratar de expiar algunas culpas que traía.

—Se que el vestido lo confeccionó Zita, era realmente hermoso pero... yo... yo lo siento mucho, me caí por la tormenta y Minerva me dio algo de ropa para el camino, ella regresó a la reunión

Jaya sabía que su hija mentía pero no tenía otra opción que esperar a que decidiera decir la verdad, le preocupaba los secretos que guardaba en su corazón, sin embargo ¿Cómo podía exigir la verdad cuando prácticamente había sido criada por su padre debido a su ausencia? Azura se sentó en la cama, ya estaba un poco más tibia, tenía que cuidarse muy bien para no enfermar, aunque fuera inhumanamente resistente a las enfermedades seguía siendo igual a alguien normal. Descansó un rato sentada en la cama, esperando que nadie viniera a hacerles daño y planeando su venganza, esa magia tan poderosa podía ser usada para un mal menor, si le preguntaba a su padre tal vez podría manejarla a un punto aceptable y que pasara desapercibido. Si pudiera protegerlas todo valdría la pena.

Esa noche, los pocos minutos permitidos de sueño que pudieron darse estuvieron colmados de una violenta pesadilla de una casa en fuego, estaban solos y a pesar de las ardientes llamas sentían un frío tan terrible que solo querían buscar compañía. Del otro lado, sosteniendo una antorcha había alguien ¡Era la persona con la que se habían enfrentado esta tarde!¿Habría sido el maldito que prendió fuego? Los gritos eran desgarradores, una brasa los quemó y vieron con horror que ellos también tenían una antorcha en la mano. Ambos despertaron abruptamente, sudando frío y con la voz extinta. El alba estaba cerca, no querían que nadie hiciera preguntas incómodas, ambos se pararon cuidadosamente, Kavi salió en silencio y se dirigió a la mansión Lorca, Azura se asomó a la sala tras asegurarse de que su hermana aún dormía. Su madre seguía ahí, con un té en la mano, aún estaba esperando a su padre.

La sombra de las aves. El fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora