—¿Puedo volver a dormir contigo?
La cara de Azura era un poema de confusión ¿Qué creía que iban a hacer? ¿Jugar cartas? ¿Saltar en la cama a ver quién se caía primero? ¿Pelear con las almohadas? ¿Lanzarse por la ventana? La verdad había considerado todas pero lo que quería en ese momento era seguir durmiendo, desacomodó las pulcras sábanas, se quitó las botas y volvió a tirarse en la cama, después lo jaló bajo las mantas para acomodarse y cuando él captó la intención, empezó a arrullar con suavidad a la cazadora.
—¿Quieres que te cuente un cuento?
Ella asintió y él la abrazó más cerca de su pecho, como si fueran un par de niños buscó su mano y así empezó el relato de un pájaro aventurero. Azura se quedó pensando en aquellos bonitos relatos infantiles que deberían ser más conocidos. Tal vez compilarlo en un libro, sería bueno escribirlos, o tal vez sería más bonito si él los escribía, pero él no sabía escribir y se estaba quedando ciego, entonces podría escribirlos ella, pero la verdad, su letra era muy fea y quería que lo hiciera él, pues era quien mejor los conocía ¿Pero cómo? La respuesta estaba en la plática, en el Braille, en serio iba a preguntarle a Julius sobre eso cuando llegara la hora de la comida.
Cuando despertaron, la voz de Julius llamándolos los alertó, se reincorporaron y Kavi le secó la baba que le había escurrido por la boca a la cazadora, se rieron entre las burlas del chico y acomodaron la cama. Destrabaron la puerta y salieron con la burla del aventurero diciendo que de haber sabido la inclinación de su balanza, no se hubiera molestado en preparar dos habitaciones. La cara blanca de la cazadora se deformó en una mueca de vergüenza e incomodidad, había olvidado ese pequeño e insignificante detalle. Pese a que sólo durmieran, para el resto del mundo podrían pasar como pareja o amigos demasiado íntimos al haberse movido de habitación cuando cada quien tenía una.
—Se está equivocando Julius, verá, sufro de insomnio debido a diversos factores y esta mañana, cuando no soporté más el estar despierto, fui al cuarto de Grimm para platicar pero él ya estaba acostado, así me ordenó que me acostara en la cama y le dijera lo que debía decirle, al cabo de unos minutos él me contagió su sueño y terminé durmiendo en su habitación.
Julius los miró y se acercó a ellos, sabía perfectamente que no había pasado nada de lo que insinuaba, había escuchado tremendos golpes en la puerta del más joven e incluso se se hacía nostálgico imaginar a dos adolescentes compartiendo un estrecho sitio para evitar las pesadillas, era obvio que quien los hubiera perseguido se había encargado de traumarlos al punto de lograr que alguien acostumbrado al rechazo debiera buscar refugio en alguien tan frágil como Grimm. La verdad sólo quería fastidiarlos un poco, comprobar una teoría que tenía y ver la reacción de la pelirroja. Que por cierto fue un poema a la indignación y la cara de celos más explícita nunca antes vista. Con una amable sonrisa envió a los más jóvenes al comedor para que pusieran la mesa y se alistaran para comer, se quedó a solas con el magii y le tocó el hombro de manera paternal.
—¿Sabes Little Bird? En mis tiempos les llamábamos pesadillas, no está mal que las tengas y tampoco está mal que busques ayuda en Grimm, pero sabes, ella no siempre estará ahí para salvarte, y tampoco está bien que escondas tu nombre, debes tener uno muy bonito así que espero saberlo algún día.
Kavi se quedó en blanco ¿Se había dado cuenta de que Grimm era mujer? ¿Cómo sabía que sí tenía un nombre? El hombre lo esperó y le dijo que ya era hora de comer, él se movió como por un mecanismo. Al llegar al comedor un olor de caldo caliente inundó la estancia, olía tan bien que sus tripas no tardaron en rugir. Había una modesta mesa en el lugar, redonda y con tres sillas alrededor, cubierta de un mantel colorido a cuadros y que tenía bordadas algunas frutas en las orillas, además en el centro había una pequeña cesta de mimbre cubierta con tela... El chico se entusiasmó al grado en que empezó a dar brinquitos de alegría al suponer que delicia se ocultaba bajo el trapo.
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La sombra de las aves. El fénix
FantasyHa llegado el inicio del final, las bestias dormidas empiezan a despertar. La princesa necesita protección para levantar la corona y sentarse en el trono. Todo parecía tranquilo sin embargo desde hace mucho tiempo no lo es, las acciones egoístas de...