—Baje del animal y tire sus armas al suelo joven— Ordenó uno de ellos, ella no obedeció.
Sobre el perro se sentía segura, si bajaba estaría a merced de los gigantescos caballos y esas bestias eran menos fiables que una rata, en cualquier momento podrían patearla o aplastarla. Seguía temblando y aunque intentaba reprimirse no podía evitarlo. Entre sus muchos miedos, los equinos ocupaban un muy buen lugar, por no decir que el segundo.
—¿Qué no oíste escoria? Hemos dicho que te bajes de tu bestia— Rugió otro, que se aproximó a ella con una actitud amenazante, montando aún su caballo.
Estaba por golpearla con su fusta cuando un mar de sangre brotó, el blanco perro había vuelto a asesinar para protegerla, arrancando las patas delanteras del caballo, en un segundo movimiento arrancó el corazón del soldado y se lo tragó como si de una delicia se tratase.
Al sentir el cálido líquido escurrir por sus manos alzó la vista, su querida montura necesitaba comer cierta cantidad en ese tipo de ocasiones, si le privaba del alimento sería extremadamente cruel; alzó la mirada por primera vez y todos quedaron aterrorizados. La vista que ella ofrecía parecía ser la de un demonio en lugar de un humano, una sensación de satisfacción inundó a la cazadora, poniendo gentilmente su mano cubierta de sangre en la cabeza del perro fue como le autorizó empezar la cacería.
El rostro del sujeto está cubierto por una máscara metálica, ni siquiera puede decir si es un hombre o una mujer, sus negros ojos parecían un abismo interminable. Las oscuras ojeras y la pálida piel manchada de sangre le daban mala espina. Apenas pudo reaccionar cuando atacó, elevándose a tiempo.
Por esquivar el disparo no pudo evitar la muerte de otro de sus hombres, este deceso terminó abriendo una salida para dejarlo escapar. El perro corrió tan rápido que se desvaneció en un instante, dio la orden de perseguirlo o habría más muertos inocentes.
Podía sentir que su sed de sangre iba creciendo, su garganta estaba ardiendo, como si tuviera comezón, quería rascarse con desesperación, tenía sed, una sed inusual, Todo parecía tan distinto en esos caminos que tantas veces había recorrido, tan lejos de casa que requerirían horas para volver a pie, atravesando los caminos en minutos sus instintos parecían danzar al límite, tenía ganas de matar como nunca antes.
Pero debía estar más concentrada en cuidarse la espalda. Pronto el batir de unas alas rompió su silencio, sobre ella había una sombra grande, debía ser el grifo. Buscó su pistola y disparó al lugar donde debería estar el animal con los jinetes, un gran peso se precipitó sobre el suelo y su montura aceleró el paso hasta perderse entre las sombras.
—¡Luciet! ¡Luciet!— Gritó el capitán, mientras caían junto con el hipogrifo. Había sido herido en un ala por la bala, el viejo sacerdote tomó del hombro al capitán y los protegió con un escudo.
Cuando estuvieron en el suelo el capitán inmediatamente corrió hasta el animal e intentó tranquilizarlo. Los ojos del grifo estaban inyectados en sangre, había protegido a su maestro acosta de su bienestar, el hombre sólo podía poner su frente junto a la del animal y jurarle que todo estaría bien, aunque realmente no lo sabía, en este estado de desesperación perdieron la pista del criminal. Los jinetes llegaron y procuraban calmarlo.
—Señor, entendemos lo que debe sentir, pero debemos detenerlo lo antes posible, de lo contrario seguirá matando
El anciano lo tranquilizó y le hizo ver el daño que podía hacer ese sujeto, el capitán juntó toda su furia y subió a uno de los caballos que le ofrecían sus hombres. Iba a aniquilar a ese tipo, costara lo que le costara. Un hombre se quedó junto a Luciet procurando calmarlo y sanarlo mientras los otros perseguían al enmascarado. El sumeri soltó un hechizo que marcaba las huellas, éstas los guiaron hasta el bosque.Los caballos empezaron a galopar furiosamente para alcanzarlo en el menor tiempo posible. Si querían evitar una emboscada lo mejor era rodearlo y no dejarlo escapar.
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La sombra de las aves. El fénix
FantasyHa llegado el inicio del final, las bestias dormidas empiezan a despertar. La princesa necesita protección para levantar la corona y sentarse en el trono. Todo parecía tranquilo sin embargo desde hace mucho tiempo no lo es, las acciones egoístas de...