Capítulo 15: Heridas cicatrizadas.

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-Yo...soy el hijo bastardo de Johannes Azardas- Confesó casi en un suspiro, la muchacha abrió los ojos tan grandes que parecía aterrada.

-¿Qué hacías en Savitra?- Articuló a punto de quebrarse, su voz mostraba lo que su cuerpo se negaba a mostrar.

-Soy huérfano, fui expulsado de la familia de mi madre y me estoy quedando ciego, mi abuelo me dijo que la persona quien había bordado este pañuelo debería saber cómo ayudarme. Por lo que busqué a...- Azura no lo dejó terminar porque inmediatamente le lanzó un puñetazo.

-¡¿Y tus problemas te daban derecho a joderme la vida?- Le gritó furiosa.

-¿Yo?

-¡SI TE HUBIERAS RESIGNADO A QUEDAR CIEGO NADA DE ESTO HUBIERA SUCEDIDO! YO SEGUIRÍA EN CASA JUNTO A MI MADRE, PODRÍA SEGUIR TRABAJANDO Y CUIDANDO DE MI FAMILIA ¡TODO ESTO ES TU CULPA MALDITO BASTARDO!

Kavi intentó defenderse, sin embargo la muchacha no continuó atacando, al alzar la vista y acercarse un poco pudo notar las lágrimas que escurrían por las mejillas de la chica aún sin haber alterado su expresión, ella parecía no percatarse de lo que sucedía con sus ojos hasta que se limpió las mejillas y miró horrorizada sus lágrimas. Ya no había podido aguantar más, intentó forzar una sonrisa pero ya nada le salía.

Su mente le trajo la imagen de Jaya llorando por su pequeña, las personas muertas por mano de la cazadora, la niña inconsciente, tal vez todo era realmente su culpa. Si no hubiera llegado hasta ahí todas esas personas mantendrían una vida pacífica, tal vez lo único en lo que podía servir era en traer desgracias.

-Lo... lo siento- Murmuró al tiempo que intentaba tomar las manos de la chica, no pudo decir nada más, quería abrazarla pero no tenía el derecho de hacerlo.

Azura lo apartó bruscamente, tomó un puño de tierra para lanzarlo a los ojos del chico, no deseaba ser vista de ese modo tan vulnerable, ella era el temido Grimm, la persona que había sembrado terror en tantas familias por saber sus habilidades ¿Cómo podía ser posible que algo tan vano la hiciera llorar? Toda su sufrimiento fue reemplazado por la ira y sus lágrimas le fueron arrancadas conforme sacaba tierra del camino para arrojarla contra él, gritando improperios, acusándolo de sus desgracias, exigiendo que la dejara sola. Hasta después de unos minutos pudo lograrlo, Kavi huyó de ese lugar dejando un extraño sentimiento de amargura, una vez estuvo en soledad soltó un grito que le desgarró la garganta y pudo oírse a unos metros en la redonda.

Un dorado carruaje bajó para tomar el último descanso antes de llegar a su destino final. El vehículo iba tirado por seis magníficos grifos dorados, como escolta principal iban diez caballeros montados en pegasos negros, detrás de esta comitiva veinte soldados montando caballos de viento los seguían desde tierra y frente al carruaje avanzaba ondulante un akettzalli verde esmeralda sobre el que iba un atractivo muchacho de largos cabellos castaño oscuro y profundos ojos verdes.

El reptil ondulaba en el aire majestuoso y soberbio, tal como su jinete. Los aketzalli eran criaturas tan nobles que sólo había dos o tres personas que podían dirigir uno, en este caso era un ejemplar muy joven, tal vez unos catorce o quince años, podía saberse por su aún inmaduras cornamentas que se mantenían con una sola rama. las plumas en la cabeza del animal eran tan rojas como la sangre con puntas negras, enmedio de su cabeza tenía una hilera doble de escamas azul cielo, las escamas que cubrían su pecho y barriga eran tan amarillas como un diente de león, el resto de escamas que cubrían su cuerpo eran verdes,su cuerpo era como el de una serpiente, su cabeza similar a la de un ajolote y en la cola tenía un manojo de plumas rojo carmesí. Iba ensillado con montura de cuero y oro, las riendas igualmente ricas y el jinete finamente vestido no era nadie más que el primer ministro. El archiduque Luke Vindel Baizel de Xerges & Minura, escolta de su real majestad la reina Ana Marina Baizel de Xerges Bori y de su alteza, la princesa Ana Lucila Calina Van Lif Tonari Baizel de Xerges.

La sombra de las aves. El fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora