—Primero recupera tu soberbia, luego recupera tu nombre y demuestrame que vales por lo menos mis palabras. Ese cuento no es un cuento y tu brazo lo rectifica, te lo había puesto como una opción hasta ahora pero ahora te lo voy a ordenar. Haz algo realmente útil por la familia, consigue asegurarnos una época de estabilidad en este basurero y regresa para poner en su lugar a esos lenguas sueltas.
Cuando terminó de decir esto le entregó el cuaderno de hechizos, las sombras empezaban a moverse en señal de advertencia. Al ver esto la chica aceptó sin más dilación, tomando la daga y el cuaderno en sus manos.
Su padre mostró todo lo que traía oculto dejándola sorprendida. La daga Altrida, un delicado rifle de cacería, la máscara de metal que anteriormente había usado el mítico halcón negro y un bastón de madera oscura, ella alzó la vista. pronto su tía entró de golpe, adivinando que su plática había terminado. Al ver los objetos en su cama ella buscó en los cajones sacando un conjunto de ropa tradicional masculina y un juego de ollas, cuencos y cubiertos para dos.
—Debí dártelos ayer, pero considerando los incidentes toma esto como un regalo del líder a su sucesor.
—Este rifle...
—Es uno bueno, casi nunca lo utilicé pero te servirá. Es un buen rifle a diferencia del tuyo, con respecto a la máscara. La tuya sigue intacta sin embargo mi máscara te podría ser de utilidad en algún momento. En cuanto al bastón, estoy seguro que tu pierna no está bien. De hecho debería estar rota así que es un milagro que sólo sea un torzón, ahora bien— Sacó una brújula de plata de su bolsillo y la colgó en el cuello de Azura, el artefacto era tan delicado que daba miedo romperlo— Esto es por tener tus dieciséis años, al inicio puede parecer que te he jugado una mala pasada pero es una brújula especial, no sigue el mismo principio que las demás
Apretó el objeto como si fuera lo más valioso en el mundo, su padre y tía se fueron para permitirle vestirse, las vestiduras estaban compuestas por un conjunto blanco de ropa interior, una camisa gris, un chaleco largo negro, un cinturón de tela azul marino y un pantalón negro que si bien era recto se ajustaba a su delgada figura mejor de lo que parecía, se puso la ropa interior, la camisa, el pantalón, calzó sus botas y se puso el chaleco ciñiendo a su cuerpo las dagas y unas cuantas armas pequeñas. Realmente necesitaría el bastón para avanzar bien.
Se recogió el cabello y cuando salió ya la esperaban con dos morrales preparados, uno llevaba comida y la rústica vajilla junto algunos litros de agua, el otro contenía el rifle, ambas máscaras metálicas y una vieja manta junto al libro de hechizos y una dosis de medicamentos. Ninguno de los dos pesaba demasiado de modo que podía caminar fácilmente con ellos encima, Metz no se separó de ella en ningún momento así que supuso la acompañaría.
Su padre se retiró tras despedirla, su tía le sirvió una comida ligera y cuando la noche cayó también se despidieron, faltaban minutos para que los demás regresaran de sus labores en el trabajo y debía aprovecharlos. Salió acompañada de Metz, apoyada en el bastón y recorriendo los viejos callejones llegó a Herac, la tienda de Madame Poe ya había cerrado, caminó cuidadosamente al patio trasero esperando ver prendida la lámpara en la habitación de Alexei.
Había muchas personas que habían muerto en las apariciones de Metz, sin embargo ninguna le carcomía la conciencia como las que dejaron huérfano a Alexei. Quería despedirse apropiadamente y pedir disculpas, la calle estaba en un particular silencio. Lanzó uno, dos, tres guijarros a la ventana del pelirrojo. Cuando al fin abrió se miraron fijamente unos segundos, se acercó para ser escuchada y abrió la boca, él al distinguirla cerró la ventana de golpe. La cazadora estaba por irse cuando la puerta trasera se abrió dejando ver al niño en pijama.
—Yo...
—Sube, mi abuela está dormida y no despertará hasta mañana, me aseguré de eso.
Azura entró con dudas y culpa, obedeciendo al niño sin muchos ánimos. Metz la siguió fielmente sin hacer un solo ruido, pronto escucharon los ruidosos ronquidos de la anciana en la habitación contigua a la del niño.
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La sombra de las aves. El fénix
FantasyHa llegado el inicio del final, las bestias dormidas empiezan a despertar. La princesa necesita protección para levantar la corona y sentarse en el trono. Todo parecía tranquilo sin embargo desde hace mucho tiempo no lo es, las acciones egoístas de...