—No... sinceramente no lo sé.
Adalid debió hacer uso de toda su fuerza para no sonreír, Tonath siempre había sido un hombre demasiado sentimental que a cualquier cambio ligeramente brusco cuestionaba todo el universo, ese no era un cambio pequeño y las situaciones por las que atravesaba el país no eran agradables pero si tenía un aliado más en ese medio entonces pronto todos los ideales que representaba su propio hijo podrían llegar a buen puerto.
Luke pidió un momento a solas y Keshav salió diligente, apenas se cercioró de estar solo, volcó el escritorio y empezó a maldecir a esos titiriteros. Habían convencido a la reina de limitar el poder político de Luke en el estado Azardas a mero asesor hasta que apareciera el supuesto heredero. Incluso teniendo en cuenta su posición como segundo al mando en el país, como vecino del estado, como duque, como único candidato al trono en esos momentos; lo ponían como el bufón de la corte, como el perro que saltaría por un poco de poder, el niño berrinchudo e incapaz de nada.
Tantos planes urgentes con respecto a seguridad, el asunto de los callejones subterráneos, la modernización del ferrocarril, la regulación de los hacendados para que no perjudicaran más a las áreas protegidas. Todo tirado a la basura por que su estúpida e inutil tía no sabía hacer otra cosa que rezar, parir una princesa igual de inutil y bordar buenos tapices con patrones de luto. Necesitaba que ambas salieran del mapa pero ya, un mes más y eso sería insostenible, tomó un pedazo de silla que había roto y realizó un hechizo para arreglar todo su despacho, le gritó a Keshav para que regresara y siguieron con su jornada laboral en relativa paz.
—Mi señor, hay un asunto que me gustaría cuestionar, es mera curiosidad. — Habló descuidadamente el secretario.
—¿Qué es?
—El marqués Joliat últimamente ha estado enviando numerosas invitaciones para usted a cualquier cosa ¿Son amigos íntimos?
—¿Eso tiene que ver con tu trabajo?
—Algo así... Le seré franco, me metí en un pequeño lío de faldas y el marqués me vio cuando escapaba. Entonces supongo no va a despedirme o matarme por petición de ese hombre ¿O si?
—Ni aunque me lo pidiera la reina — Keshav no pudo reprimir la risa ante esa respuesta, conocía el leve desprecio que su jefe sentía por la familia real y la burla que sentía era su tía como gobernante, aún así se sintió tranquilo.
—Esa no era tu duda ¿Verdad? —Adivinó el duque mirando de soslayo a su secretario.
—Usted en definitiva me conoce como pocos. Estaba revisando algunos de sus planes para reservas naturales y me percaté que hay un territorio entre el estado Capris y el estado Elcazár, el que usted lo marca como de importancia científica y mágica ¿Qué tanto hay ahí? Es un área muy pequeña.
—¿Sabes guardar un secreto de estado? Por supuesto que no sabes, yo todavía quiero saber quién filtró lo del bastardo Azardas.
—¡Ya le pedí disculpas! Además le benefició un poco ¿No es así? Ya perdóneme y diga que hay en ese lugar.
Luke se burló un rato más del pobre hombre y después de aceptar sus disculpas le respondió que había algunos especímenes de árboles especiales que probablemente podrían proteger de inundaciones las ciudades. Keshav conforme con esto dejó de insistir mientras seguía haciendo su trabajo.
Revisó una vez más el informe sobre esa reserva, había otra cosa que le interesaba, los últimos noctus argharthianos estaban ahí, con un ejemplar sería suficiente para acabar con algunas personas o torturarlos hasta que le dieran lo que deseaba. Aunque en esos casos le serviría más una persona que manejara la verdadera corrupción, en ese caso el escenario sería todo suyo, él sería el escritor pero necesitaba un perro que fuera su titiritero.
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La sombra de las aves. El fénix
FantasyHa llegado el inicio del final, las bestias dormidas empiezan a despertar. La princesa necesita protección para levantar la corona y sentarse en el trono. Todo parecía tranquilo sin embargo desde hace mucho tiempo no lo es, las acciones egoístas de...