No tenía claro qué hora de la mañana era y tampoco me importaba saberlo, lo único de lo que era consciente en este momento era que ganas de vivir me faltaban muchísimas.
No soy fanático de dormir, pero detesto levantarme temprano, me pone de mal humor, y más si me levanto porque debo ir a la preparatoria. Era un dolor de cabeza.
Estaba preparando mi desayuno con calma, realmente no me importaba si llegaba tarde, mi registro nunca fue perfecto y jamás lo será. Mis ojos estaban cerrados por el cansancio y la pereza mientras la jarra en mi mano se llenaba de agua. La sentí desbordar así que abrí los ojos, cerré la canilla y tire un poco de agua.
El ruido de algo estallandose hizo a mis tímpanos doler, me llevé las manos a los oídos aunque el sonido ya no se repetía. Odiaba los ruidos fuertes, hacían que me alterara.
Mi pie dolió, pinchó en la parte de arriba. Y cuando alcé la vista lo único que pude ver fue la sonrisa sarnosa de Baji.
—¿Te asusté, Angelito? —Canturreó con burla, bajando la vista a mis pies.
No le contesté y también los miré, uno de ellos estaba bien mientras que el otro tenía vidrios clavados de la jarra que acababa de dejar caer al suelo del susto que me dio darme vuelta y encontrarme cara a cara con Baji. El agua que esta contenía se tintaba de rojo por la sangre que salía de las cortadoras en mis pies.
Suspiré forzosamente. Lo que me faltaba.
Me agaché y quité sin cuidado los vidrios en mi pie, de suerte no me clavé alguno en las manos. No los levanté, los dejé en el suelo y me apresuré a buscar en los cajones las vendas que había usado ayer junto con las tijeras y la cinta.
Las cantidad de heridas que tendría no iban a dejar de ir en aumento, debía acostumbrarme.
Así que no dije nada y me senté en la mesada para vendarme el pie rápidamente, no tenía ni tiempo de curarlo apropiadamente.
—¿A dónde irás? —Me preguntó al percibir mi prisa.
—A la escuela —Suspiré. Esa mañana parecía un cuerpo sin alma. No había brillo en mis ojos ni sonrisas a medias o siquiera expresiones nulas, mi rostro estaba con una mueca decaída.
—¿Lo dices en serio? —Sonó algo incrédulo.
Mis manos se detuvieron y mis ojos escasos de todo se posaron en él.
—Sí, ¿No es obvio?
—Chifuyu, no te creía tan tonto —Mi ceño se frunció— ¿O es que te da lo mismo tu vida?
—¿Disculpa?
—¿Tan poco importante para ti es respirar que teniendo una fecha de caducacion irás a la escuela? —Escupió sin importarle el impacto en sus palabras.
Mi corazón latió tan rápido que dolió.
Dolió porque me dijo que aún estaba vivo, pero que no me quedaba mucho tiempo.
Me dijo que viviera estas semanas como si fueran mi último día de vida. Mi mente pensó en qué haría.
De quién me despediría.
Y mi corazón volvió a doler.
—¿Igualmente te irás? ¿Tan poco te importa? —Volvió a hablar con incredulidad mientras me veía terminar de vendar mi pie y saltar el charco de agua, sangre y vidrios para llegar a la sala— Eres de lo que no hay, Chifuyu —Se resignó cuando me encerré en mi habitación para cambiarme.
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Your Demon, My Angel {Bajifuyu}
Fanfiction« Al fin y al cabo, los demonios son ángeles desterrados al infierno » 𓃵Baji Keisuke × Chifuyu Matsuno (TR) 𓃵BoysLove 𓃵Se toca el tema de la tortura, igual no muy en exceso