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《 Poco a poco mis ojos se fueron abriendo, desorientados, pasándose por todas las cosas que habían en mi habitación, pero quedándose quietos en una en específico.

Mi cuerpo tumbado sobre el colchón.

Y Baji en cuclillas a un lado mío.

Me miré las manos y luego todo lo que pude de... ¿Mi cuerpo? ¿Mi alma? La verdad no sabía qué era eso, pero era igual a , solo que mucho más transparente

Miré el reloj sobre mi mesita de luz, que marcaba las 01:23 a.m. Luego dirigí mi vista hacia Baji y vi que sus manos estaban atadas por delante por la misma tira de cuero que había usado conmigo en una de sus tantas torturas.

¿Me escuchas, Chifuyu? ¿Me ves? —Preguntó él, haciendo que me acercara al borde de la cama. Le estaba hablando a mi cuerpo— Creo que sí, ya lo haces.

Intenté tocar su hombro con mi mano, pero esta terminó atravesandolo y Baji no sintió ningún escalofrío como lo hubiera sentido si fuese un espíritu.

Además, los demonios no pueden ser invisibles para otros demonios.

Hace un rato... ayer, dije que tenía varias cosas para contarte y por eso quise que nos quedáramos en casa, por eso quise hacerte dormir, para que ahora puedas escucharme sin interrumpirme. Y no es porque seas molesto, a mi me encanta escucharte hablar, pero en esta ocasión necesitaba que solo me escuches... y me dejes ir.

«No...»

Todos sabíamos cómo iba a terminar esta historia, Chifuyu —Me dijo con una sonrisa que demostraba lo roto que estaba. Apoyó su sien izquierda en el colchón y me miró desde ahí. Mi expresión estaba contraída pero aún dormía— En el fondo tú también lo sabías. Desde que Mikey habló contigo. Eras tú o yo. Y si pensaste que, llegado este punto, podría matarte de igual manera, estabas completamente equivocado.

«No, no, no y no.»

Desde antes que Mikey llegue supe que mi final estaba cerca. Y el nuestro... el nuestro siempre tuvo la misma fecha. El 31 de Octubre.

»Sé que por lo general las personas escriben cartas para sus seres queridos antes de suicidarse, lo he visto en algunos de tus mangas, así que haré una despedida pero a mi manera —Soltó una carcajada débil, haciendo una mueca y acariciando mi mano con dulzura— Nunca escribí una carta, nunca hice ni pensé que moriría joven o que, si lo hacía, debería pasar por algo tan malditamente doloroso como despedirme de alguien importante para mi. Pero aquí estoy, hablándote en sueños para que no se me haga aún más difícil irme. Porque, créeme, si ahora mismo llegara a tenerte aferrado a mi y llorando porque te estoy diciendo adiós, no lo soportaría —Hizo una pequeña pausa en la que observó cómo en mi rostro aparecía una mueca. Estaba sufriendo y no podía hacer nada para despertar y decirle a Baji que se quedara— Mentiría si dijera que nunca fue mi intención herirte, porque lo fue. Pero con el tiempo me mostraste cosas que ningún otro ser me hizo ver o sentir. Me enamoraste, Chifuyu. Y lamento que tengas que hacerte responsable de algo que hiciste sin querer...

»¿Sabes? Hice algo peor que romperte la cara... te rompí el corazón, o mejor dicho, lo estoy rompiendo; y jamás voy a perdonarme por haberlo hecho. Tampoco quiero que tú lo hagas. Es más, si luego de esto me odias, estaría aliviado.

»Mis manos están manchadas con sangre, Chifuyu. Tu sangre. Y eso me convierte en un monstruo.

Vi desde mi posición cómo mi cuerpo se removía como si lo estuviesen ahogando, estaba llorando dormido.

Your Demon, My Angel {Bajifuyu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora