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Intenté removerme sobre la cama, pero un peso extra sobre mi espalda me lo hizo imposible.

Sonreí inevitablemente.

Esta vez, no fueron los gatos.

Baji tenía la mitad del cuerpo para arriba encima del mío, podía ver su mano derecha apoyada en el colchón, delante de mis ojos.

Casi me atraganto con mi propia saliva cuando pasé mi mirada por las paredes y vi esos ojos oscuros y sombríos observándome desde fuera de la habitación, escondidos detrás del marco de la puerta. Baji se removió cuando sintió mi cuerpo tenso, las venas en sus brazos se marcaron cuando hizo fuerza para sentarse.

Mikey me daba miedo.

¿Qué estás mirando?

Ah... —Fue un solo segundo que me distraje viéndolo a él y volví mi vista a la puerta. Mikey ya no estaba ahí— Nada. Oh bueno...

¿Qué es? —Arqueó una ceja y apoyó sus manos detrás de su espalda.

Mikey ha estado actuando extraño —Hablé en voz baja, acercándome más a él para que me escuchara mejor— Cuando tú no estás prestando atención, lo veo por los rincones, observándome fijamente.

Un leve escalofrío me recorrió la espalda lentamente, del comienzo hasta el final. Baji giró la cabeza pero para ese entonces ya no sentía nada, el dedo que parecía estarme provocando eso se había retirado.

Supongo que te está analizando —Dijo, pero no me trajo calma alguna. Sentía que esa no era la razón, o al menos no completa— Mikey es raro desde que nació, no te hagas la cabeza por eso. Cuando comenzó a pasar mucho tiempo en mi casa, también me espiaba por los rincones, pero a diferencia de ahora me decía las cosas en la cara. Era irritante.

Baji-San, los humanos no están acostumbrados a estas cosas —Hice una mueca, mirando hacia la puerta para ver si notaba algo. Baji también miró hacia allá y aprovechó mi distracción para atraerme suavemente a él y besar mi sien.

Me congelé.

Eso daba incluso más miedo que Mikey.

Y hablando del rey de Roma...

Baji —Mikey entró a la habitación de la nada, con las manos en los bolsillos de la chamarra y la mirada ida pero fija en Baji— ¿Te despabilaste?

Mhm, sí —Gruñó, apartandome disimuladamente— Enano, ya que sigues aquí, hablemos un rato... en privado.

De acuerdo —No supe la razón, pero Baji pareció un poco sorprendido por esa respuesta— Vamos a la azotea. También quiero hablar contigo. Estaba esperando a que despertaras de tu siesta —Una sonrisa medio macabra apareció en su rostro. Baji le mostró los colmillos, esperandosela— Te veías cómodo, no quise molestar.

«Enano de porquería» Fue lo que escuché cuando Baji se bajó del colchón y agarró a Mikey del cuello para llevárselo a rastras fuera de la habitación.

«Enano de porquería» Fue lo que escuché cuando Baji se bajó del colchón y agarró a Mikey del cuello para llevárselo a rastras fuera de la habitación

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Your Demon, My Angel {Bajifuyu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora