•CAPITULO 22• Un ancla

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SONG: EASY - CAMILA CABELLO

"Hay cosas, personas capaces de anclarnos a la realidad, incluso cuando solo anhelamos desaparecer"


ALEX CARTER

Existían pocas cosas en mi vida que con el paso de los años no cambiaran, pocas cosas claras y querer a Anna era una de ellas. Quizás por momento era insensible, testarudo e idiota, en especial con las mujeres, era inútil negarlo y no me arrepentía de ser como era, no soy hipócrita, y era probable que siguiera siéndolo durante algún tiempo más. No creía en el amor ni en esas conexiones místicas de las que todos hablan, pero cuando se trataba de Anna, cualquier locura tomaba sentido, porque con ella siempre fue así, como si algo nos uniera más allá de nuestro comprender.

Durante algún tiempo de la adolescencia mezclé las cosas entre ambos. Pensé que sentía algo similar al amor, pero no era así, solo me confundí, porque logré con ella, lo que nunca con nadie, una conexión sin siquiera tocarla. Quizás en algún momento tuve la esperanza de que fuera real, porque sería una historia ideal, dos amigos que se conocen de toda la vida, ella la única capaz de hacerme sentir algo más que placer. Sería tal y como los libros que leía mi mejor amiga, aunque nada de aquello era cierto. La quería sí, pero no era amor lo que sentía por ella, era imposible que lo fuera.

Su respiración chocando con mi rostro me devolvió a la realidad.

—Alex...— susurró

Esbocé una sonrisa y clavé la vista en sus labios. Se veían resecos y algo pálidos, pero aun así no dejaba de desear volver a probarlos.

—Mm

Acaricié su cuello haciéndola estremecer, ella soltó un quejido.

—¿Piensas besarme o qué?

Sonreí e impulsé mi rostro más cerca del suyo.

—Pienso hacer mucho más que eso.

Pero antes de que pudiera adueñarme de su boca, la puerta de la habitación se abrió de golpe, logrando que me pusiera de pie rápidamente. Charlie nos miraba con una sonrisa nada disimulada

—¿Interrumpo algo?

—Claro que no— me apresuré a responder

Anna soltó una risita, la aniquilé con la mirada, pero ella no borró la sonrisa de su rostro.

—De acuerdo...— dijo su padre cauteloso —Venía a buscarte Alex porque las enfermeras dijeron que ella necesita descansar y ahora que está despierta no podemos quedarnos aquí.

—¿Es una broma? No pueden dejarla sola.

—Estaré bien— Anna estiró la mano para tomar la mía —No se preocupen, todos aquí necesitan descansar.

—Cariño, puedo hablar con el jefe de cirugía y...— intervino George

—Papá. Váyanse a dormir.

Ambos suspiraron derrotados y se despidieron de su hija, exigiéndole que ante cualquier malestar los llamara.

—¿Quieres que te llevemos?

Asentí refregándome los ojos, estaba agotado.

—Te esperamos fuera.

Cerraron la puerta detrás de ellos, dejándonos nuevamente a solas.

Tomé su mentón entre mis dedos, obligándola a verme.

—Esto no quedará así.

—¿No?

Error de principiante (1)[RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora