Error de principiante (1)[RESUBIENDO]

•CAPITULO 19• Pilares

SONG: THE OTHER SIDE - RUELLE

"El miedo a perderte solo incrementa lo que siento por ti"

ALEX CARTER

Anna había partido a las ocho en punto, era la una de la mañana y aún seguía sin novedades de ella.

¿Por qué demonios hacía esto? ¿A quién se le ocurría irse en plena noche y sin teléfono?

Empezaba a desesperarme, ella no era de hacer estas cosas, jamás se ausentaba durante tanto tiempo. Como mucho se iba una hora y luego volvía, pero ya había transcurrido demasiado sin saber nada, y el temor de que algo le ocurriera solo crecía con el paso de los minutos.

Brooke y Mike habían llegado dos horas atrás y junto conmigo tratábamos de dar con el paradero de la morena. Contactamos con todas las chicas del equipo de atletismo ¡Incluso Amber Johnson! Llamé al idiota de su exnovio, y la rubia se comunicó con el repartidor, pero nadie sabía nada de ella, era como si se hubiera desvanecido en el medio de la noche.

Me comuniqué con sus padres porque a estas alturas ya no sabía qué demonios hacer y hasta donde me habían dicho, buscaban con desesperación un vuelo para volver de Nueva York, todo era un caos, y ya nadie sabía qué acciones tomar. La policía eligió lavarse las manos, porque decían que no podían hacer nada si aún no transcurrían 24 hs desde la desaparición.

Estaba por arrancarme los putos pelos de la cabeza, no podía estar haciéndonos esto de nuevo, no luego de la otra vez, pero algo era diferente en esta ocasión, tenía un maldito presentimiento de que las cosas estaban yendo muy mal para ella, temía lo peor.

Un líquido amargo emergió desde mi estómago hasta alojarse en mi boca. Tuve que meterme en el baño, vomitando en el retrete. Estaba asqueado, desesperado, porque si algo le ocurría, como dijo Wilson, la culpa sería mía, yo la aparté de esa forma, yo la hice sentir pequeña, y nunca me perdonaría aquello.

Solté un grito que salió desde lo más profundo de mi garganta y comencé a golpear el espejo del baño furioso, como si aquel tuviera la culpa de todos mis calvarios. Los cristales saltaban en muchas direcciones, la mano me sangraba, pero no podía detenerme, necesitaba sacar el ardor que sentía en el pecho y el dolor físico era la única manera, golpeé con tanta fuerza que dejé de ser consciente de todo a mi alrededor.

Escuché gritos a lo lejos, alguien me hablaba, pero estaba demasiado concentrado en herirme a mi mismo, la sangre no paraba de brotar.

—¡Alex!

Gritaba, solo eso podía hacer.

Unos brazos trataron de agarrarme, pero me zafé.

—¡Hermano!

Algo fuerte se posó sobre mis hombros, arrastrándome lejos del baño, sentándome en el suelo.

—¡Suéltame! — bramé colérico

—¡Basta!

—¡Que me sueltes!

Me inmovilizó con su cuerpo.

—¡Te estás haciendo daño!

—¡A ella quizás la están dañando! — mi voz se quebró —Y es mi culpa— rompí en llanto —Es mi maldita culpa.

—No es tu culpa, deja de decir eso.

—Lo es— la garganta me ardía

Los brazos de Mike me apretaron son fuerza, obligándome a recostarme sobre su pecho. Luché porque me soltara, lo golpeé, pero el muy bastardo era más fuerte.