Error de principiante (1)[RESUBIENDO]

•CAPITULO 21• Conversaciones pendientes

SONG: BEAUTIFUL THING - GRACE VANDERWAAL

"De todas las jodidas cosas, ella era la más bonita que se me había cruzado, y así sería siempre"

ANNA MILLER

Era un magnífico sueño, uno en el que nada más existía, pero su voz prevalecía. Era él, lo distinguiría en cualquier sitio, aun sin verlo, la suavidad de su tacto, su voz aterciopelada, incluso si solo pudiera sentirlo lo reconocería, después de todo, no por nada, era su mejor amiga.

Estaba soñando o eso creía porque de pronto oí una voz, no necesitaba verlo para saber que se trataba de él, la suavidad con la que me hablaba bastaba para reconocerlo.

—Escucha cariño— sentí sus dedos acariciando mi cabello — Sabes que considero que todo esto son puras mierdas. No tengo fe en nada, y dudo que seas capaz de oírme. Pero si por alguna de esas locuras puedes hacerlo. Si me oyes, sigue mi voz, vuelve a mí Nita. La idea de perderte me está matando, y si no llegas a despertar, una parte de mí se habrá ido contigo.

Y esa fue la primera vez en mi vida que oí a Alex tan desconsolado. La estaba pasando fatal y deseaba hacer lo que estuviera a mi alcance para sacarlo de aquella miseria. Necesitaba decirle que estaba bien, que podía oírlo, pero por mucha fuerza que hice, sin importar cuanto lo intentara, mi cuerpo permanecía quieto, era incapaz hasta de abrir mis ojos.

—Solo no me dejes, ¿sí? Puedo soportar que incluso me odies, pero no perderte, eso ni siquiera entra en las posibilidades, ¿me entiendes? No voy a perdonarte que me dejes. Así que abre los ojos, o dame una puta señal de que sigues conmigo porque yo...

Y como si alguien me oyera, logré darle un pequeño indicio de que pronto estaría junto a él. Le di un apretón a su mano entrelazada con la mía. Hubo un silencio sepulcral, y mis sentidos volvieron a tornarse inservibles, ya no oía a Lex, no oía nada, solo ante mis ojos había una inmensa oscuridad, que traía consigo recuerdos horribles, deseaba volver con su dulce voz, deseaba volver a casa.

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Dos voces murmuraban entre sí, o discutían, sí, en definitiva, era la segunda opción. Ya no se trataba de aquella de mi mejor amigo, pero también los reconocía y me reconfortaba saber que estaban cuidando de mí, así como llevaban diecisiete años haciendo. Abrí la boca para hablar, esperando de nuevo que fuera en vano, pero para mi sorpresa no lo fue.

—Ya dejen de discutir.

Mis ojos permanecían cerrados, y tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para abrirlos.

Oh la luz está muy fuerte, volvamos a dormir.

Eso ni siquiera es una opción conciencia

La luz de la habitación me quemaba las pupilas, mi garganta estaba seca y los brazos me picaban por los cables que me estorbaban. Mis padres me observaban petrificados.

—¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

Los labios de papá Charlie comenzaron a temblar, papá George, en cambio, rompió en llanto.

¿Qué demonios les ocurría?

Intenté moverme para saludarlos al menos, pero sentí como si miles de agujas fueran clavadas en mi cuerpo. Solté un jadeo ante el dolor.

—Cariño recuéstate.

George me devolvió a la camilla con suavidad.

—Iré a buscar al médico y llamaré a Alex— avisó Charlie