Error de principiante (1)[RESUBIENDO]

•CAPITULO 30• Mi salvavidas

SONG: DEMONS - IMAGINE DRAGONS

"Quizas no estes siempre conmigo, pero siempre serás quien me salve"

ALEX CARTER

Cuando mamá me terminó de contar su historia estaba al borde del llanto, de la repulsión, y sobre todo estaba rebosante de admiración así como de culpa. Me di el lujo de juzgar a la mujer que me dio la vida por sus acciones, cuando no tenía ni la más idea de todo lo que atravesó en su vida, todo lo que sacrificó por nosotros.

Sabía que mi madre era muy joven cuando se embarazó de mi, pero escuchar la historia salir de sus labios, escuchar lo que había ocurrido con ella antes y después, era devastador.

—Mamá yo... Debes odiarme.

Sacudí la cabeza impidiendo que se me cayeran las lágrimas, no quería que ella me viera de esa forma, que intentara consolarme, no lo merecía. Nunca merecería a la mujer que me dio la vida.

—Ven aquí.— me exigió tomando mi mano

Intenté apartarme, pero ella suspiró.

—Abrazame hijo, por favor

Lo dijo tan suplicante que no podía negárselo, a partir de ahora jamás volvería a negarle nada a mi madre, nunca más.

Envolví los brazos alrededor de su cintura y apoyé mi cabeza en su pecho, mientras ella besaba mi cabello con dulzura. Nunca diría en voz alta cuanto echaba de menos los abrazos de mamá, su dulce aroma que siempre lograba calmarme.

—Soy hijo de un monstruo.

Sentí su cabeza negar.

—Eres mi hijo.— dijo sin siquiera dudarlo

—Pero también soy el suyo y si yo...

Tomó mi rostro entre sus manos y me miró con todo el amor del mundo que tenía para obsequiarme.

—Eres mi hijo, no el suyo. Lo dijiste en más de una ocasión, la palabra padre siempre le quedó grande. Padre no es el que engendra, Alex, padre es el que se gana el derecho de que lo llamen así. Y él jamás lo ha hecho

Cerré los ojos intentando concentrarme en no derramar ninguna de las lágrimas que amenazaban con salirse. No la merecía, era hijo de un monstruo, del monstruo que le arruinó la vida.

—Te amo más que a nada, Alex. Eres la luz de mi vida desde que naciste. Y si no estoy demasiado en casa es porque quiero alejarlo lo más posible de ustedes.

—Déjalo mamá. Vayámonos lejos, solo los tres.

Necesitaba llevármela de aquí. Necesitaba que ella encontrara la felicidad.

—No puedo alejarme de él.

—Podrías conseguir un buen abogado, mamá.

Pero ambos sabíamos que mi padre tenía los mejores contactos, y mucha información para usar en contra de ella ante un juzgado, las posibilidades de que ganara eran realmente escasas.

—O perder la custodia de tu hermana, Alex. No estoy dispuesta a arriesgarme, de esta forma al menos puedo protegerla, no sé de lo que él sería capaz.

Tenía un punto válido y lo sabía, ninguno de nosotros podía permitirse que Mía saliera herida, era una niña risueña, feliz y ajena a la mierda de esta familia, debíamos protegerla a toda costa, pero odiaba que fuera a costa de mi madre. Una pequeña luz de esperanza se encendió en mi.