Error de principiante (1)[RESUBIENDO]

•CAPITULO 20• Indispensable

SONG: HELIUM – SIA

"Creemos poder sobrevivir sin nadie más hasta que llega quien nos hace ver qué la vida sin ser compartida se vuelve aburrida. Creemos que somos capaces de subsistir sin la presencia de nadie más, pero luego encuentras a tu otra mitad y el mero pensamiento de perderla te asesina, creemos poder solos hasta que llega quien nos hace cambiar de opinión"

ALEX CARTER

Jamás necesité de nadie, mi vida dependía solo de mí y cada adversidad que se me presentaba la resolvía solo. Eso de los sentimientos, el amor, no iba conmigo, mucho menos el hecho de que mi humor dependiera de alguien más. Se supone que nacemos en soledad y morimos de igual manera. Deberíamos valernos por nosotros mismos y ya, pero esas son solo palabras vacías y sin sentido.

Yo dependía de ella, la necesitaba. Anna era mi mundo y haría lo necesario para protegerla, porque no imaginaba un escenario donde no la tuviera conmigo, donde sus ojos me juzgaran por mis errores, donde sus pequeños brazos me refugiaran o donde su risa no me alegrara el alma.

No era capaz de ir a ningún sitio, no sin ella. Era una parte indispensable de mí, la necesitaba casi tanto como al oxigeno, y no lo supe hasta que la idea de perderla se me presentó

Pasaron tres días desde el incidente. Anna aún permanecía inconsciente y eso me mataba. El hecho de pensar que no volvería a ver sus ojos ámbares...

Los médicos decían que aquello era normal, que debíamos darle tiempo, pero no podía, necesitaba volver a oír el sonido de su risa.

Desde su ingreso al hospital apenas había ido una vez a mi casa, a ducharme y descansar, porque los Miller así lo exigieron. Intentaba apartarme de ella lo menos posible, temía que un día despertara y estuviera sola.

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Los días transcurrían, pero apenas los notaba, era como si mi cuerpo se mantuviera inmune al pasar del tiempo, si no estaba a su lado. Muchas personas entraban y salían de la habitación, pero yo permanecía allí, con la vista perdida en ella y nada más que ella, era imposible para mí centrarme en otra cosa.

La noche anterior los padres de Anna me obligaron a dormir en casa y la única condición que ponían era que además fuera al instituto, aunque era en vano, porque mi cabeza no estaba allí, pero lo hacía, cumplía porque sabía que mi recompensa sería estar la tarde con ella.

Pasado el mediodía, llegué al hospital, busqué a los Miller y no me tomó demasiado en encontrarlos. Charlie permanecía en la sala de espera con George, ambos charlando mientras bebían un café. En sus rostros se reflejaba el agotamiento, pero sobre todo en George, a quien no había visto sonreír ni una sola vez en esta última semana, Charlie intentaba reconfortarnos a todos con una sonrisa, aun si era fingida. Él aludido me saludó al verme llegar.

—Sabes que no necesitas venir cada día, ¿verdad?

Me encogí de hombros

—No existe otro sitio donde deseara estar.

—Toma

George, me extendió un vaso de café, el cual bebí sin rechistar.

—¿Hay alguna novedad?

—No— Charlie hizo una pausa —Aunque el doctor dice que hablarle podría ayudar. Hacerle sentir que no está sola y que tiene a personas esperando a que despierte.