50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)

Capítulo 57

El despertar del diablo

Los ánimos se habían calmado un poco al momento en el que Elijah había llegado al hospital en compañía de Taylor y de Leila, al enterarse de lo que había pasado con el nuevo enfoque sentimental de su amado rufián, el cual parecía querer quitarle la cabeza a Jacob, exigiéndole que le contara todo los pormenores de lo ocurrido antes de asesinarle.

—No fue mi intención que pasara esto, Garrett... lo juro, yo solo quería respuestas. —El irritado policía intentó nuevamente atenazarlo de los cabellos, pero tanto Elijah como Alistair se interpusieron en la posible contienda entre ellos, siendo Sam quien mantuviera a Jacob a raya, prohibiéndole transformarse en plena sala de espera.

—Calmado rufián... el can está diciendo la verdad. —Leila corrió a los brazos de Jacob, llorando al ver en la posición en la que se encontraba su futuro esposo y sobre todo al saber lo que le estaba pasando al padre de su amiga Bella, a la cual al fin habían contactado, exigiéndole que regresara a Forks con toda la familia de Christian, incluyendo a Sawyer—. Fue un mal momento y Santiago lo aprovechó para hacerle daño a tu... Sheriff. —Ya todo se sabía, el antiguo romance entre Billy Black y Charlie Swan había salido a la luz pública y no había nada que se pudiera hacer para seguir ocultándolo.

—Más te vale que Charlie se salve de esta o juro que... —Justo en aquel momento, Carlisle entró a la sala que había reservado para todos los implicados, intentando mantenerlos alejados de los humanos que transitaban por el hospital.

—El jefe Swan se encuentra un poco más estable. —Aquello consiguió las sinceras sonrisas de varios de ellos, siendo Alice y Sam los primeros en abrazarse agradeciéndole a la providencia—. Pero su corazón está débil. —El rostro de Garrett se ensombreció—. Luego del infarto que tuvo, su corazón está bastante deficiente. —Se acercó a cada uno de los presentes, con el informe médico en sus manos—. Tiene heridas muy graves y no le veo muchas esperanzas de vida. —El galeno miró a su hija Alice—. ¿Ya contactaste a Bella?

—Sí, papá... viene para acá con los Grey. —Carlisle asintió.

—Pues roguemos porque llegué antes de que pase algo mucho peor de lo que ya ha pasado. —El medico miró a su amigo, suspirando con cierto pesar antes de hablar—. Sería bueno que fueras a verlo, Garrett... a lo mejor sea la última vez que lo hagas. —Aquello no solo ensombreció el semblante del policía, tanto Jacob como Leila comenzaron a llorar ante la posibilidad de que Charlie muriera—. Lo siento mucho amigo mío... en verdad me gustaría darte un aliciente, pero no creo que pase de esta noche. —El afligido vampiro abandonó la sala de espera, encaminándose hacia la habitación del maltrecho jefe de policía, manteniendo tanto a los reporteros como a los agentes de la comandancia fuera de todo aquel caso, siendo Elijah quien les ayudara con todo aquello, hipnotizando a los agentes de Forks para que no se involucraran y mantuvieran a los reporteros alejados del hospital.

—¿Garrett? —Llamó Alistair la atención de su amigo y hermano del alma, corriendo tras de él, dejando a los demás en la privada sala—. ¡Amigo!...

—Ahora no, Al. —Exigió Garrett de muy mal humor, entrando en el cuarto de terapia intensiva en donde tenían a Charlie conectado a diversas maquinas, entre ellas un respirador y el monitor que daba lectura al ritmo cardiaco del paciente.

—Necesito decirte algo, amigo mío. —Soltó Alistair por lo bajo, al darse cuenta del grave estado de salud del policía, al cual lo habían intervenido durante toda la noche, reviviéndolo al último minuto antes de culminar con las operaciones que trataban de mantenerlo con vida, sorprendiéndolos con un inesperado infarto.

—Cualquier cosa puede esperar, Al... —Garrett se acercó al moribundo cuerpo de su amado sheriff, el cual parecía un guiñapo ante tantos golpes, magulladuras y moretones.