Capítulo 65

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La boda al estilo Versalles

Todo estaba listo para la boda más esperada del año, la cual terminó realizándose en Seattle ante el empeño de la madre de Christian, ganando la contienda con la ayuda de su esposo Carrick; siendo Alice, Rosalie y el mismo Edward, quienes apoyaran la moción, ya que la casa Cullen era demasiado pequeña para albergar a tantos lobos y vampiros, optando por hacer la boda y la fiesta en la casa del lago que Christian le había regalado a su amado.

Los hermanos Cullen habían restaurado satisfactoriamente la lujosa mansión victoriana, la cual ya se encontraba adornada con un variopinto de floreros dorados que mostraban en su interior enormes ramos de rosas blancas y beige con listones a juego, siendo la descomunal lámpara de cristalería y hierro forjado bañada en oro, la que sobresaliera por sobre el decorado nupcial, llamando la atención de todos los invitados.

—Ese fue otro de los regalo de Christian. —Notificó Emmett, realizándole un nudo a la corbata de Seth, el cual... aunque ya era un adulto, no tenía conocimiento alguno del buen vestir masculino, siendo su novio quien le ayudara al ver lo desarreglado que había bajado de la segunda planta, vistiendo una camisa victoriana de encajes en las mangas y un Frac a juego que contrastaba con la pálida pieza, acompañando todo aquello con un antifaz blanco, unos Jean negros y unas zapatillas Nike deportivas blancas—. Todos discutíamos si debíamos comprar una nueva o restaurar la que estaba allí. —Señaló la lámpara, después de propinarle un zape al intranquilo muchacho, el cual volteaba a cada tanto hacia la puerta, al percatarse de como varios hermanos Quileutes llevaban a la fiesta—. Quédate tranquilo, Sethapio. —Lo zarandeó y siguió con su relato—. Al día siguiente cuando llegamos nos encontramos con Christian quien había pasado toda la madrugada en compañía de unos orfebres, los cuales restauró la araña que ya estaba y un electricista cambió el deteriorado cableado, dándole nueva vida a la costosa lámpara antigua.

—Apúrate Emmetterio... estas lento... —El aludido soltó una risotada, terminando de anudarle la corbata, peinándole el largo y abundante cabello con sus dedos, después de reacomodar su antifaz.

—Listo... Ya estas decente, niño ingrato. —El apuesto muchacho de tez morena le abrazó con todas sus fuerzas, besándole en los labios delante de quienes conversaban amenamente con Emmett, los esposos Denali Carmen y Eleazar, quienes traían antifaces a juego—. Ve a olerles el trasero a tus hermanos Quileutes, ve, ve... y no se pongan a corretear autos. —Le gritó al ver como salía corriendo.

—Tranquilo Sugar Daddy... hoy solo masticaremos las pantuflas de los invitados y esconderemos huesos en el jardín. —Tanto Emmett como los esposos Denali rieron al ver como el hijo de su mejor amigo Carlisle y el joven metamorfo se trataban.

—Es muy encantador ver como bromean con su condición lobezna. —Eleazar asintió a las palabras de Carmen, argumentando a continuación.

—Y esos apodos son muy ocurrentes, Emmett... creo que has conseguido al fin a tu alma gemela. —El grandote no podía estar más de acuerdo con ellos.

—Así es. —Fue su corta, pero alegre respuesta, quitándose el incómodo antifaz.

—Y debo decir que Christian tiene muy buen gusto, esa lámpara ha quedado maravillosa. —Elogió Carmen, admirando la reluciente araña.

—Ya no sabe que darle a mi hermano para demostrarle su amor. —Emmett puso los ojos en blanco, llamando a una de las meseras contratadas para el festejo, las cuales ofrecían a los invitados sus respectivas copas con True Blood—. Está convirtiendo a mi hermanito en un monstruo, porque cuando ya no pueda mimarlo...

—...Cuando ya no pueda mimarlo habré fracasado como esposo ejemplar, cuñado... y eso jamás me lo perdonaría, vivo y muero por tu hermano y si tengo que vender mi alma al mismísimo diablo lo haré con la única intención de ver que Edward siga sonriendo como lo ha estado haciendo hasta ahora. —Christian descendió lenta y elegantemente desde la segunda planta, vistiendo un traje muy parecido al de Fitzwilliam Darcy en el primer baile de "Orgullo y Prejuicio" donde había quedado cautivado por Elizabeth Bennett.

50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora